Los partidos políticos en Coahuila

Los partidos representados en el Congreso Local de Coahuila de Zaragoza son siete: el Revolucionario Institucional, Acción Nacional, el Socialdemócrata, Primero Coahuila, el Verde Ecologista de México, Nueva Alianza y Unidad Democrática de Coahuila. De 25 diputados locales, 15 son del tricolor, dos del PAN, uno de la UDC en alianza con el albiazul, dos de la coalición del Verde y tricolor, dos de la Coalición del PANAL y el PRI, dos de la coalición Primero Coahuila y el PRI, y uno del PSD. Los 15 diputados del tricolor representan el 60 por ciento del total de los escaños en la Cámara Local. Esta legislatura, la LIX, se reduce en seis diputados menos que la anterior.

 Los legisladores locales que representan al pueblo de Coahuila son los que han obtenido la más alta votación en la historia del estado. Sin embargo estos resultados electorales muestran el nivel de representación de cada partido. Tanto los votos logrados por cada instituto político, como los escaños, exhiben en cierta medida el tamaño de la fuerza que les otorgaron los ciudadanos que emitieron su voto el pasado tres de julio. En el caso del Partido del Trabajo, del Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) y del Partido de la Revolución Democrática se quedaron sin representación en el Congreso. En la anterior legislatura sólo el sol azteca tuvo una diputación. En los ayuntamientos del estado también tienen muy baja representación. En Saltillo y en Torreón sólo tienen representación el tricolor y el albiazul, los demás no pintaron en ambos municipios.

El hecho que la mayoría de los partidos hayan obtenido tan bajos resultados en las elecciones pasadas los obliga a repensar no sólo sus estrategias, sino también las prácticas para ganarse a los electores. Cuando un partido no gana elecciones lo lógico es analizar las causas y plantear soluciones. Pero si la actitud es la de eludir la responsabilidad, se contentarán con echarle la culpa a otros, como lo vienen haciendo desde hace varias elecciones y lo único que han logrado es reproducir y hacer más grande el problema. Por ejemplo, en el caso del PAN incluso no han podido elegir a sus dirigencias municipales en Torreón y en Monclova, en esos municipios su Comité Directivo Estatal nombró delegaciones.

Aunque debemos reconocer que muchas personas están en política con las mejores intenciones para lograr una mejor sociedad, en muchos casos las estructuras de los partidos políticos están más encaminadas a la conquista del poder por el poder, subordinando las otras tareas a esa cuestión. En el caso de Acción Nacional en el estado los panistas que controlan el partido se formaron en el ejercicio de gobierno y han desplazado a los cuadros doctrinarios, por lo que se han apartado de los principios partidarios. Esto ha llevado al albiazul a ser más una agencia de colocación profesional que un verdadero partido. Han olvidado que los partidos políticos son entidades de interés público, tal y como lo establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Los políticos de estos partidos que han perdido en el estado siempre podrán encontrar culpables, porque los hay, pero deben asumir sus propias responsabilidades y enfrentarse a un auténtico proceso de refundación. El asunto no estriba en encontrar nuevos líderes, nuevas ideas que exponer a los votantes para denigrar a los adversarios, sino nuevos principios y nuevos funcionamientos, acordes con las nuevas circunstancias y las nuevas exigencias de los ciudadanos. Cuando los partidos se refundan llegarán los nuevos líderes y los votos. Pero tampoco la conclusión puede ser que los partidos estén superados, sino que en esta coyuntura no son agentes de innovación política, social y cultural.

Pero si enfrentan un problema, los nuevos valores no puede venir de los partidos, en la medida en que éstos tienen que gestionar el día a día y por tanto son prisioneros de toda una serie de normas institucionales y situaciones de equilibrio que deben romper para poder transformarse. Los partidos tienen que entender que la sociedad se cansó del tradicional anti priismo. Dicho de otra manera ya no es garantía de triunfo ser enemigo del PRI. La gente ahora tiene claro que existen corrientes internas dentro de los partidos y vota más por las propuestas y los hombres que los encarnan, que por los membretes de los partidos.

Salvador Hernández Vélez

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