2012: renovación del poder

Este año es de definiciones para el País. La fecha fatal es el 1 de julio. Este es el día de la cita ineludible con las urnas. No hay día después. Desde ahora y hasta el primer domingo de julio la preocupación de los ciudadanos mexicanos estará impregnada por el proceso electoral y sus resultados. Todos los actores políticos, económicos, religiosos y de los medios estarán a la espera del nuevo acomodo de las fuerzas políticas. Para decirlo llanamente: desde hoy y hasta el 1 de julio, día de la jornada comicial, no habrá tregua. No está de más insistir, lo que está en juego en los próximos comicios federales es la renovación de dos de los tres poderes de la Unión: el Congreso y el Ejecutivo federal.

Las instituciones electorales, los partidos políticos y los electores, enfrentarán la prueba de fuego. Sólo habrá de las siguientes sopas: aceptar, descalificar o impugnar los resultados. Por supuesto, los que los acepten, festejarán. En función de los resultados, principalmente los de la elección presidencial y los de las cámaras de Diputados y Senadores, sabremos qué nos depara el futuro: qué tipo de tensiones padeceremos; cuál será el nivel de conflicto y polarización política y social que dejarán los comicios generales. No se sabe cómo reaccionarán los de Acción Nacional ante una inminente derrota. Desde ahora se comenta en los pasillos de las dependencias federales que están dando de baja a todo aquel funcionario que no comulga con el albiazul; quieren dejar un ejército de adeptos para futuras campañas, sin importar si tienen o no la capacidad técnica ni la experiencia en el puesto.

Desde el inicio de este año el tiempo es incierto, y puede ser perturbador. Como es mucho lo que está en juego y ya se acostumbraron al hueso, los panistas no lo quieren dejar; se van a resistir. Son muchos los puestos que están en juego; la moneda está en el aire para muchos cuadros panistas que llegaron a esas posiciones que jamás soñaron.

Por todo lo anterior, el periodo desde el 18 de diciembre del año pasado hasta más tardar el 15 de febrero de este año, día en que concluye el plazo para que todos los partidos cuenten con candidatos, es una auténtica novedad. Una de ellas es -en acatamiento a una petición que por oficio le remitió el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación- que el IFE aprobó la consulta formulada por Andrés Manuel López Obrador, un acuerdo que nadie logra entender, que en sí mismo es conflictivo para el sentido común. “El Peje” solicitó le aclararan sus derechos y obligaciones como “precandidato único” a la Presidencia. Le aprobaron hacer precampaña, pero sin pedir el voto. ¡Qué aberración! La apuesta del IFE promueve en los hechos la simulación. Precampañas sin proselitismo, ¿Dónde se ha visto esto? Por lo pronto López Obrador se siente “como peje en el agua” en los mítines. Queda claro que nada está escrito. ¿Qué tantas otras cosas nos depara este proceso comicial?

Del 30 de marzo al 1 de julio se agudizará la disputa por el poder político, donde seguramente veremos lo que saben hacer muy bien los panistas: lodo y escándalos triviales. Por otro lado, propuestas generales y debates entre candidatos, como el que acaban de protagonizar los precandidatos albiazules. Así las cosas, nos depara un primer semestre confrontativo y pendenciero, lleno de promesas y de salvadores de la patria, de publicidad y búsqueda desbocada del voto. El panorama sucesorio, por ahora, ahí va. La incertidumbre y el temor privan en el ambiente. El fantasma del abstencionismo también campea.

En las batallas de los estados y en las distritales por las curules de diputados y senadores se juega la capacidad de maniobra de los partidos políticos; del futuro gobernante se juega, además, la capacidad para sacar adelante las reformas en el próximo Congreso. Están también por resolverse los lugares privilegiados en las listas plurinominales de las cámaras de Diputados y de Senadores. Otra cuestión que llama la atención es que también están en juego los principales bastiones del PRD y del PAN. La Ciudad de México y Guanajuato, Jalisco y Morelos. 2012 es el año de renovación política en México. Es un año crucial para el País, lo mismo por el cambio del poder público, que por lo económico y social, y por las cuestiones de inseguridad. La ciudadanía tiene la palabra.

Salvador Hernández Vélez
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