La desconfianza

Salvador Hernández Vélez 

En días pasados asistí a una reunión con el presidente del INE Lorenzo Córdova, convocada por el Secretario General Ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), en la Ciudad de México. En ella el Doctor Córdova nos convocó para que en las Universidades del país, promovamos la presentación y el análisis de las plataformas electorales de las Coaliciones y de los candidatos independientes que contenderán por la presidencia de la República, el próximo primer domingo de julio. Los partidos políticos en coalición y los candidatos independientes por ley tienen que presentar sus plataformas políticas. El análisis de las mismas sin duda contribuirá a un voto más razonado y a profundizar una cultura cívico-democrática en beneficio de los ciudadanos mexicanos. 

La democracia representativa en el mundo empezó a tener carta de naturalización a final de la 2ª Guerra Mundial, (septiembre de 1945, en México fue en 1994). Hace 72 años apenas contábamos en este planeta con 12 democracias plenas. Que promovían como principio rector la limitación del poder. Estaban convencidos que con la limitación del poder se reduciría la omnipotencia de los dueños del dinero y la información.

Sin embargo estaban claros de los riesgos que la democracia conlleva: el rechazo al otro conduce a que el espacio político se fragmente y la democracia se degrade. Por ello debe haber garantías contra el poder autoritario. Se debe  entender que la ley de la mayoría, implica necesariamente el respeto a las minorías. De lo que se trata es de aprender a vivir junto con nuestras diferencias, a construir un mundo que sea cada vez más abierto, pero que posea también la mayor diversidad posible.

En este sentido la democracia se debe entender como el conjunto de las garantías institucionales que permitan combinar la unidad de la razón instrumental con la diversidad de las minorías, el intercambio con la libertad. Como dijo Charles Taylor la democracia es una política del reconocimiento del otro. Pero tampoco se debe perder de vista que uno de los principales problemas de la democracia, es la desconfianza. 

En el mundo actual la desconfianza se manifiesta en:

a).- Tres cuartas partes de la gente en el mundo recela de las instituciones.

b).- Los partidos políticos son los de más alto grado de desconfianza.

c).- El individualismo y el consumismo ha socavado la fe en la democracia.

d).- Hoy prevalece la indiferencia y el desgano. Todo ello hace que el ciudadano desconfíe de la democracia. Sin embargo aumenta el interés por la política, pero la confianza en ella disminuye.

Por ello la democracia tiene un grave problema de legitimidad. Con el ingrediente del crecimiento de la volatilidad electoral. Por otra parte los partidos políticos tienen menos afiliados y se acrecienta el deterioro de la capacidad de resolución de los gobiernos. Por lo que gobernar es cada vez más difícil.

Con la democracia ocurre algo curioso: todo el mundo la desea, pero no hay nadie que crea en ella. Aunque el número de países con 12 democracias plenas, se ha incrementado paulatinamente. En 1972 había 44 Estados libres y en 1993 ya eran 73. Hoy en día existen 117 democracias electorales en un total de 195 países.

Con todo, ese entusiasmo está disminuyendo. Los datos de la Encuesta Mundial de valores evidenciaron, precisamente, que en los últimos diez años la confianza en Parlamentos, Gobiernos y partidos políticos se encuentra en un nivel históricamente bajo, sobre todo cuando el proceso de democratización conlleva violencia, corrupción y declive económico.

En la actualidad, entre dos tercios y tres cuartas partes de la población recela de las instituciones más importantes de su ecosistema político. Los partidos políticos son los que acaparan, con diferencia, el mayor grado de desconfianza, seguidos de los Gobiernos, luego de los Parlamentos y la prensa también recibe su dosis de desconfianza.

No se puede hablar de una reciente disminución del interés por la política. De hecho, un estudio demuestra precisamente que el interés por ella es mayor que nunca: en la actualidad se habla más que antes de política con los amigos, la familia y los compañeros de trabajo. Y, por otra parte, ¿ese desdén no va más allá cuando hoy en día es posible dar a conocer y compartir en las redes sociales todas las opiniones?

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