Estrictamente bipolar

Darian Leader es un psicoanalista británico y autor de “Estrictamente bipolar” (México, D.F., Editorial Sexto Piso, S. A., 2015). En este texto, de menos de 100 páginas, critica en cierta forma el hipercapitalismo que padecemos y, deja muy claro, que esta época de principios del siglo 21 es de la bipolaridad. Se calcula que casi el 25 por ciento de los estadounidenses padece alguna forma de bipolaridad (esto es más de 75 millones). La medición para estabilizar el estado de ánimo se prescribe de manera rutinaria, tanto en adultos como en niños, con un incremento del 400 por ciento en las recetas para menores y del 4000 por ciento en el diagnóstico global desde mediados de los años noventa. Este fenómeno también va en incremento en nuestro País, y en cierta forma está asociado al uso indiscriminado del celular.

En el texto también señala que vivimos en un mundo ferozmente competitivo, donde la estabilidad y la seguridad en el empleo están cada vez más mermadas, los asalariados tienen que demostrar su valía trabajando cada vez más horas y manifestando una creencia cada vez más excitada en sus proyectos y productos. Nos recuerda que si el síntoma capital de la manía se definió en otro tiempo como el intento compulsivo de conectar con otros seres humanos, actualmente esto es casi una obligación. ¡Si no estás en Facebook o en Twitter, algo debe de andar mal en ti! Lo que en otro tiempo eran signos clínicos de psicosis maníaco-depresiva, ahora se han convertido en el objetivo de las terapias y del aprendizaje para alcanzar el éxito. Así como antes eran motivo de orgullo las chimeneas de las grandes fábricas o fumigar (con DDT) los algodonales desde avionetas en la Comarca Lagunera, ahora hemos aprendido que todo eso trae graves consecuencias para la salud.

En el mundo globalizado e individualista de hoy, miles de personas experimentan estados angustiosos de agitación e inestabilidad. Lo más grave es que, una vez atrapado en el mercado farmacéutico, a menudo existen pocas esperanzas de salida porque las prioridades del tratamiento se centran en la búsqueda del cóctel que mejor funcione.

Algunas personas con problemas de personalidad –sostiene el autor– se convierten en omnipotentes, en fuente de todo, y el desaire o la frustración más ligeros los magnifican hasta el punto de generar un sentimiento de rechazo absoluto. En última instancia, la alabanza, el éxito y la admiración pesan en ellos mucho menos que la crítica y el fracaso, como si el único propósito de una subida fuera la caída que debería seguirle a continuación. La propaganda bien intencionada sobre el trastorno maníaco-depresivo plantea otra cuestión. En los estados maníacos la persona tiende a creer que es poderosa, capaz, y que está dotada de habilidades que la mayoría de la gente no tiene.

Darian Leader comenta que una paciente, que había estado hospitalizada varias veces por episodios maníacos, le explicó que en sus primeros años de vida se había sentido como si fuera una “marioneta” de su madre, quien le imponía continuamente su voluntad y la aterrorizaba con condenas y culpas. En el estado maníaco, el mundo parece generoso y eternamente magnánimo. Todo está ahí para ser tomado y disfrutado. Con el trastorno maníaco-depresivo, por el contrario “el terapeuta debe ayudar a los pacientes a acabar con la dependencia de su familia o sus sustitutos y a reevaluar las convenciones familiares”. Es sano para un maníaco-depresivo acabar con la dependencia de su familia.

Darian Leader psicoanalista y escritor británico

El autor sostiene que cuanto más frágil es el amor, más grande, quizá, es la necesidad de invertir en él. Y esto puede ser parte del extraordinario sentimiento de lealtad que encontramos en el trastorno maníaco-depresivo.

Otro aspecto que señala Leader es que el trastorno maníaco-depresivo tiene un carácter cíclico. Los médicos de los años cuarenta del siglo 20 describían lo que Sándor Ferenczi denominó “reacciones de aniversario”: un síntoma físico solía aparecer en el aniversario de una fecha importante. La clave estaba en que la persona no establecía ninguna conexión entre las fechas. El síntoma aparecía precisamente porque la memoria no establecía la relación.

Finalmente nos convoca a no olvidar aquí que, tradicionalmente, la enfermedad maníaco-depresiva ha sido considerada la forma de psicosis con más posibilidades de estabilizarse y resolverse con el paso del tiempo. Mientras que en la actualidad tiene casi la reputación contraria.

@SalvadorHV
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