El segundo libro es El hombre que amaba los perros de Leonardo Padura. Este lo presenté en la Facultad de Ciencia, Educación y Humanidades. El autor, es un excelente narrador que ahora está teniendo un merecido reconocimiento nacional e internacional. Aunque casi siempre, y esto no es la primera vez que ocurre, los grandes monopolios de la información politizan en extremo el nombre del escritor, privilegiando sus contradicciones con el gobierno cubano. De ahí que mejor les recomiende detenerse en el Padura que escribió El hombre que amaba a los perros, es una novela que relata tres historias (es como tres novelas en una) que se entretejen de forma conmovedora. La historia de Iván, un cubano cuyos anhelos literarios e ideales revolucionarios se ven malogrados por la burocracia, el totalitarismo, la crisis económica que azotó la isla en la década de los 90s.
Iván conoce en la playa a un tenebroso hombre que, con el pretexto del amor por los perros que ambos comparten, le relata la criminal vida de Ramón Mercader del Río. La novela también relata la lucha de Trotsky en contra del stalinismo y su brutal asesinato en México. Las tres historias se enlazan por el amor por los perros.
El tercer libro es Véndele a la mente, no a la gente de Jürgen Klaric, lo presenté en la Facultad de Contaduría y Administración de Monclova. Este autor asegura que la gente no sabe por qué compra. Que a los graduados nunca se les enseña cómo venderse en una entrevista laboral. Que en el mercado laboral de hoy, tan competitivo y agresivo hay que entender que hasta para que te den un trabajo, tienes que saber venderte.
En cierta medida, esta obra nos propone que no solo hay que formar buenos profesionistas, sino que ahora también hay que capacitarlos para que se puedan ofertar correctamente. En el mundo del mercado laboral ya no se juzga a los solicitantes de empleo solo por sus capacidades profesionales, sino que su aspecto y su actitud juegan un papel decisivo. Un gesto fuera de lugar o una risita nerviosa mina la confianza del contratante. Sin duda después de “la inteligencia emocional” debemos tener claro que las emociones afectan nuestra manera de ver y pensar el mundo. Mientras tanto sigamos leyendo y sendereando.
Disfruté este artículo, como los de cada semana, y me quedo con excelentes recomendaciones para mi lista de libros pendientes. Felicidades