De oasis a páramo

La semana pasada escribí sobre la importancia de conservar el valle de Cuatro Ciénegas. Recibí varios comentarios que manifestaban gran sorpresa porque creían que Viesca, Coahuila, ahora Pueblo Mágico, siempre había sido un páramo, un lugar llano, casi infértil y desértico. Nunca pasó por su mente que hace poco más de seis décadas, Viesca fue un oasis en el desierto chihuahuense. Lo anterior me remite a la frase usual entre laguneros: “vencimos el desierto”. Más bien creo que hemos aprendido a convivir con el desierto. Porque en la medida que pasan los años, más tierras se desertifican. Particularmente los viesquenses del último medio siglo podemos decir que somos hijos del desierto.

Decía una amiga hace unos días, en Viesca: “pero porque decidieron construir este pueblo en medio de la nada”. Lo interpreté en medio de un lugar tan desolado como ahora está. Le dije que en esa parte de La Laguna, cuando llegaron a fundar Viesca en 1731, lo hicieron porque en ese lugar había mucha agua. Primero fundaron Saltillo y Parras por la abundancia de agua. Ahora también Saltillo tiene escases de agua. Viesca quedó en la ruta hacía El Álamo (fundado el 8 de julio de 1718, a un lado del río San Antonio), en lo que ahora es San Antonio, Texas. Todas estas comunidades se establecieron donde había agua en abundancia.

Hoy Viesca en sus alrededores sólo tiene tierras desérticas, donde se regaban más de mil hectáreas con agua que brotaba sola y cada casa contaba con su huerto familiar. No era necesario pagar recibo de energía eléctrica para extraer el agua. Al igual que muchos municipios de Coahuila, del país y del mundo, hoy la falta de agua en Viesca es un gran problema. El estado de Coahuila está considerado entre las regiones áridas del mundo, el agua es escasa, por eso hay que hacer todo lo posible para cuidarla. Podemos decir que el agua de Coahuila está en el corazón del desierto. Y por tanto, tenemos más obligación de cuidarla.
Coahuila cuenta con recursos naturales que aprovechados sustentablemente pueden asegurar el desarrollo de nuestro estado. Gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología se nos presentan grandes oportunidades. En pleno desierto, en La Laguna, en el municipio de Viesca, ahora se está terminando de instalar una planta de generación de electricidad aprovechando la radiación solar. Hace pocos años era impensable que en ese lugar, de arenas del desierto, se instalara una empresa de calidad y nivel mundial. La infraestructura contará con 2.3 millones de paneles solares y con una inversión de 650 millones de dólares suministrará más de 1.7 gigawatts (GW) de electricidad al año, lo que demandan 1.3 millones de hogares mexicanos. Esto nos obliga a repensar el desarrollo regional de nuestro estado y de las instituciones de educación superior.

Otra región donde se están aprovechando los recursos que nos proporciona nuestro desierto, está en los municipios de General Cepeda y Ramos Arizpe, a un lado de la presa del Tulillo. Aquí en su primera etapa se generarán 200 megavatios, aprovechando la corriente de aire permanente que hay en este lugar.

También es una zona desértica, y mediante aerogeneradores se producirá energía eléctrica con la fuerza del viento para unas 50 mil viviendas. En este proyecto los principales beneficios de este parque eólico son ambientales, ya que no se tienen emisiones atmosféricas o descargas a los acuíferos, y la tierra puede ocuparse para la ganadería o la agricultura. Dicho desarrollo en pleno desierto muestra que las energías limpias permiten convivir con el entorno, causándole los mínimos daños. Es hacía estos esquemas que debemos orientar las nuevas formas de desarrollar las economías regionales.

También Cuatro Ciénegas se encuentra en pleno desierto. Estamos obligados a conservar su biodiversidad a la vez que la sociedad, el gobierno, los empresarios y las instituciones de educación superior deben diseñar esquemas de prosperidad para las mayorías, que generen empleo y desarrollo económico, sin terminar con los recursos naturales que son patrimonio de la humanidad. Hay ejemplos de que se puede aprovechar los avances científicos y tecnológicos para el bien de las comunidades, así como los hay de lo que ya no se debe hacer: Viesca es el ejemplo, pasó de ser un oasis a un páramo, pero también es un ejemplo de que el desierto coahuilense cuenta con gran potencialidad.

@SalvadorHV
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