La misteriosa ciencia

En el texto “La ciencia a la luz del misterio”, Víctor Nubla reflexiona sobre la elasticidad del tiempo, el arte en general, los sueños y las visiones, y la música. La lectura de este texto me remitió a una de esas noches en que contemplas el cielo estrellado y, como dice el escritor, “nos deleitamos con el brillo de las estrellas lejanas, aunque su fulgor es antiguo. No hay tiempo real”.

Después de leer la obra que comento, al contemplar especulativamente los cielos –sin la intromisión de luces artificiales– las observaciones se dimensionan de forma diferente, los fenómenos observados sin el sometimiento al tiempo son asombrosos. Como dice Víctor: “Soy parte de un universo que es tiempo, y estoy obligado a establecer con él un diálogo al que tampoco puedo aportar demasiado, tal vez porque soy humano”. Pues como humanos no somos capaces de controlar el transcurso de nuestra vida, no estamos aptos para dominar el tiempo con que contamos. Desde de nacer, no sabemos con cuánto tiempo contamos. Vivimos en un mundo en el que las vidas sólo se suceden, simplemente “pasan”.

Nubla en su ensayo nos provoca simplemente a repasar, a repensar, a rumiar estas cosas que sin más “pasan”. Así de elemental. Además de tratar sobre la plasticidad del tiempo, del paso de las cosas, nada más por pasar, también comenta sobre el primer fonógrafo de la antigüedad, la educación musical de los niños, el hallazgo de la penicilina. La invención del fonógrafo la compara con el impacto colosal que tuvo la imprenta. El fonógrafo-gramófono evolucionó a lo largo del siglo 20 hasta convertirse en el tocadiscos, un aparato eléctrico que, mediante un motor, permite mantener una velocidad de giro constante. También nos habla del sorprendente invento anterior al fonógrafo: el fonoautógrafo, patentado por el francés Scott de Martinville en 1857.

Para hablar de la música nos remite a Víctor Hugo: “La música es ruido que piensa”. Para recordarnos que la música provoca emociones, altera los estados de ánimo, conmueve, excita, actúa en nuestra psique de muchas maneras. Esto es “con la música podemos vivir el tiempo como con la vista vivimos el espacio”. Para Nubla la música no es más que una expresión abstracta del tiempo. La música son oscilaciones en la presión del aire, es sonido, pero el análisis físico de este no aporta ninguna explicación de las emociones.

Nos recuerda que Fleming estudió las frutas, sobre todo las naranjas de bordes agrios, recubiertas de un moho verdeazulado fácilmente reconocible: el hongo Penicillium. Aisló el hongo, hizo un cultivo y descubrió que sintetizaba de forma natural una sustancia de sorprendentes propiedades, capaz de acabar con los cultivos, esto le llevó al descubrimiento de la penicilina. Lord Randolph Henry Spencer-Churchill (1849-1895) pagó la educación de Alexander Fleming (1881-1955) en agradecimiento al padre de éste, Hugh Fleming (1816-1888), por haber salvado la vida de su hijo, Winston Churchill (1874-1965), cuando se estaba ahogando en un río. Si Fleming padre no hubiera salvado a Churchill hijo, Churchill padre no habría pagado la educación de Fleming hijo, y la penicilina no se hubiera inventado.

Nubla nos comparte un comentario sobre la función social del arte, nos recuerda que hace casi una década fue descubierta una flauta de 35 mil años en una cueva de Hohle Fels, al suroeste de Alemania. Hasta ese momento creíamos que los humanos de la Edad de Hielo no habían descubierto la música y lo que pasaba es que nosotros no habíamos encontrado la flauta, fabricada a partir de la pata de un buitre. Nuestra secreta relación con el sonido es muy antigua.

En el texto trata también sobre sueño, el que permite al cerebro asentar definitivamente en la estructura neuronal la información procesada durante la vigilia, reforzar las sinapsis, consolidar los recuerdos. Así se efectúa nuestro crecimiento de aprendizaje. Y parece que el cerebro desarrolla mayor actividad durante el sueño que en la vigilia, de modo que la vieja teoría de que se duerme para que descanse el cerebro se fue al traste.

En fin, sólo me cabe pensar que los sueños y las visiones, la música y la matemática, el tiempo y las emociones, los lenguajes y todas las mismísimas cosas que en el mundo existen son consecuencia de la plasticidad de la realidad, que se gestiona desde la irrealidad, es decir, con la imaginación.

@SalvadorHV

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