Festejar sendereando

El pasado 4 de agosto un grupo de amigos me invitó a senderear en el cerro de Vizcaya, que es parte de la Sierra de Texas en Matamoros, Coahuila. De esa forma festejamos mi cumpleaños, subiendo una cuesta, un camino de 2 mil 600 metros de largo, en 40 minutos. Es un camino empedrado, se construyó en los sesenta del siglo pasado para instalar una de las antenas del sistema de microondas y poder darle mantenimiento con regularidad. Hoy muchos corredores y ciclistas lo usan para entrenarse para alguna carrera y otras personas –como nosotros– sólo para disfrutar una caminata al aire libre. 

Mi amigo el profesor Fernando Castañeda Limones, maratonista, fue el que me invitó por primera vez a recorrer ese camino. Mientras nosotros llegamos a la cima y bajamos, Fernando lo sube y lo baja dos veces, corriendo, y todavía nos espera por un rato al regreso.

Es un cerro de vegetación xerófita, representativo de los cerros del estado, es parte del llamado desierto chihuahuense. Con una soberbia exhibe que a pesar de la escasez del agua nacen magueyes, ocotillos, nopales, cactáceas, lechuguillas, gobernadoras, mezquites, huizaches, cardenches, entre otros. Coahuila es mayormente desértico, con bajas precipitaciones. Nosotros ese cerro lo subimos unas cinco veces al año. Cada vez es una experiencia diferente. Lo hacemos temprano porque más tarde pega muy fuerte el sol y la temperatura sube muy rápido, el ambiente en la bajada ya empieza a calentarse. La vista hacia Matamoros y Torreón, desde lo alto de Vizcaya, es cada vez sorprendente. En cierto sentido es una tierra hostil debido a la escasez de lluvia, la insolación, las temperaturas y los vientos, responsables de la evaporación y de la desecación y la pobreza del suelo. Sin embargo, el paisaje conformado por las serranías, los valles, los contrastes de las sombras, la flora de las laderas, las inflorescencias de las plantas, las corrientes de aire, siempre asombran, presumen su capacidad de sobrevivencia.Ads by scrollerads.com

A pesar de que nacimos en estas tierras, los humanos estamos mal adaptados para las condiciones extremas. Pero la necesidad de enfrentarse a esas situaciones les ha hecho desarrollar su creatividad y capacidades de adaptación. Senderar en este medio inhóspito es totalmente diferente a hacerlo en una zona boscosa. ¿Cómo son estos entornos secos?

Estos entornos desérticos los podemos denominar “sistemas ecológicos secos”, más de una tercera parte de la superficie del planeta se encuentra en esta situación y en ella vive cerca del 20 por ciento de la población mundial. La zona semiárida alcanza precipitaciones de 150 a 500 milímetro anuales, que es el caso de la mayoría del territorio coahuilense; la agricultura de temporal propia de estas regiones es muy aleatoria. Otras zonas semiáridas del estado, estacionalmente secas, tienen lluvias inferiores a 600-800 milímetro anuales. Estas lluvias permiten una vegetación de arbustos y hierbas adaptadas a la sequía (xerófitas).

Los desiertos resguardados áridos o semiáridos están situados a sotavento de una cadena de montañas; los vientos del oeste llegan a las formaciones rocosas que los bloquean produciendo un efecto de viento cálido y seco que sopla por la ladera de la montaña (efecto foehn), esto es propio de Coahuila. Estos fenómenos explican por qué al caminar por un cañón se observa que la vegetación en las pardes que se contraponen sea en muchos casos diferente. Por ejemplo, en la salida de Saltillo hacia Torreón, en el primer cañón, la ladera del lado izquierdo tiene muchas plantas de sotol y la del derecho mucho menos. En el camino de Viesca a Torreón, antes de llegar a las dunas de Bilbao, hay un extensión de cientos de hectáreas de saladillo (atriplex acanthocarpa). Sin duda es producto de los vientos y de las diferentes temperaturas, por la forma como pega el sol. Una ladera tiene más horas de sombra que la otra.

La flora y la fauna de las áreas secas tienen características originales como consecuencia de la adaptación a una multitud de dificultades: sequedad del aire, radiaciones solares fuertes, escasez de agua, efectos de las lluvias espontáneas y sequías más o menos largas, tasa de salinidad del agua alta, contrastes térmicos diarios y estacionales a nivel del suelo y, finalmente, vientos frecuentes y violentos. Éstas son las condiciones que se debentener presentes al caminar en las montañas del semidesierto de Coahuila.

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