Rolando García

Hace un par de semanas me invitaron a presentar el libro “¡No está muerto quien pelea! Homenaje a la obra de Rolando V. García Boutigue”, coordinado por Jorge A. González del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, con la participación de 16 autores de Latinoamérica y de México de muy variadas disciplinas: comunicación, historia de la ciencia, antropología, física, piscología, ingeniería, agronomía, sociología y filosofía. Es un excelente libro que se acerca a la obra de un gran científico latinoamericano: Rolando García.

Como lo deja claro Emilia Ferreiro al inicio del libro, el científico argentino Rolando García incursionó en diversas disciplinas científicas y en tareas directivas en la construcción de instituciones científicas, así como en la formación de científicos comprometidos. Y junto con Piaget nos legaron una nueva disciplina científica: la Epistemología Genética. Además dejó huellas en: Física de la atmósfera y meteorología, en Epistemología y estudios interdisciplinarios (para ello rompió con el empirismo lógico); en México trabajó en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) y en la UNAM. En 2006 publicó su libro “Sistemas Complejos”. Colaboró en la gestión universitaria y en el desarrollo de políticas científicas con una visión muy clara: contar con un sistema de ciencia y tecnología que permitiera lograr un desarrollo nacional autónomo. A lo largo de su vida (93 años) mantuvo su congruencia ideológica, su compromiso social y su enorme capacidad intelectual. La dictadura militar de Argentina lo exilió.Ads by scrollerads.com

Los tres ejes que se mantienen a lo largo de los escritos que componen este libro por parte de los diferentes autores son: la epistemología genética (EG); los sistemas complejos (SC) y la investigación interdisciplinaria (II). La gran propuesta que nos hace Rolando García es trabajar en la construcción de comunidades emergentes de investigación y conocimiento. Guiados por la Epistemología Genética que nos obliga a crear y a poner a prueba conceptos y a generar nuevos conocimientos en beneficio del bienestar de la sociedad. Creo que ésta es una tarea pendiente en las instituciones de educación superior del País.

¿Qué nos plantea la lectura de este libro? A) Pone sobre la mesa la reflexión de la necesidad del estudio de la filosofía por su intervención en la ciencia y en la tecnología, y en consecuencia en los procesos de investigación. B) La necesidad de tomar en cuenta la influencia de los problemas y de las condiciones sociales en los procesos de investigación. C) También evidencia la existencia de una “filosofía espontánea de los científicos”, una filosofía del “sentido común” de los investigadores que, en cierta medida, sobredetermina su quehacer. Esta filosofía espontánea está presente en los investigadores al plantear sus investigaciones, al formular sus problemas y al asumir las opciones metodológicas. Esta “filosofía espontánea de los científicos” es silenciosa en el sentido de que por lo general se impone a los investigadores.

Rolando propone que las concepciones del mundo de los investigadores están vinculadas a contextos sociopolíticos y a su propia historia, lo que condiciona las características de las conceptualizaciones y en consecuencia las actividades científicas, restringiendo así las investigaciones. Por todo ello es imprescindible estudiar la intervención de la concepción del mundo en la actividad de los científicos. En particular para el constructivismo, los grandes cambios científicos están asociados a la emergencia de nuevas preguntas en contextos de cambios sociales e ideológicos. También se requiere: D) Repensar hacia dónde debe ir la investigación, E) Reformular nuestras prácticas docentes, F) Repensar nuestros posgrados y G) Particularmente nos convoca a repensar el doctorado en Ciencias y Humanidades para el Desarrollo Interdisciplinario.

Finalmente creo que al libro le faltó que, una vez que los autores definieron su problemática de interés, nos compartan el marco epistémico (ME) común que construyeron en colectivo. Esto es necesario para que los lectores podamos dimensionar los aportes de cada autor. Me parece pues que faltó poner sobre la mesa las visiones, los principios y valores de cada investigador o investigadora. Sin duda es un gran libro que invita a repensar nuestro trabajo académico.

@SalvadorHV

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