¿Qué sigue en el 2020?

El año pasado sin duda estuvo lleno de vicisitudes para los Instituciones de Educación Superior en el país. Empezamos el año 2019, con la iniciativa de ley enviada a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el 12 de diciembre de 2018, día de la Virgen de Guadalupe, para modificar el artículo tercero constitucional, iniciativa que envió el presidente de la República. En esa propuesta se borraba de un plumazo la Autonomía de las Universidades Públicas Estatales. Situación que afortunadamente se corrigió más adelante. Sin embargo, fueron varios meses de incertidumbre y debate para la educación superior universitaria.

Aunado a ello diferentes universidades públicas en el país sufrieron y sufren la intromisión de las legislaturas locales, violentando su autonomía, al intentar modificarles la normatividad que solo les corresponde definir a las universidades, porque esa es la esencia de su autonomía, darse su propia normatividad y su libertad de catedra. Por otra parte, hay en la actualidad 11 universidades públicas estatales que están en quiebra financiera. Todo ello es en cierta medida un reflejo de la situación de las finanzas de la educación superior en el país que no ha crecido desde hace varios años, pues año con año el financiamiento universitario solo ha recibido la aportación correspondiente a la tasa inflacionaria anual, lo que significa un incremento cero, sin embargo, la matrícula, si ha crecido, no al ritmo que se requiere, pero si superior al incremento de los recursos.

Hoy las Instituciones de Educación Superior (IES) deben crecer al 4 por ciento para que podamos llegar al final del sexenio a una cobertura arriba del 50 por ciento. En la actualidad esta cobertura se encuentra en el 38.5. Aunque la reforma educativa del nivel superior, ahora la hace obligatoria y gratuita, también se estableció la responsabilidad del estado para aportar lo correspondiente para alcanzar este reto, pero en el presupuesto de egresos de la federación para el 2020 la partida que se asignó no va a ser suficiente, para crecer a la tasa que se requiere para ampliar la cobertura educativa, en consecuencia el desafío de las IES se complica. Y las presiones internas en las Universidades se incrementaran.

En la Universidad Autónoma de Coahuila aunado a estas situaciones enfrentamos varios problemas más. Uno de ellos es el financiamiento para los pensionados que cotizaron y cotizan en el fondo de pensiones de los profesores del estado, la UAAAN y la universidad. Actualmente la UAdeC tiene 2200 jubilados y 760 aportantes activos. Lo que genera déficit. Y estos recursos no están contemplados en ninguna partida presupuestal.

Por otra parte el convenio único entre la SEP federal, el Gobierno del Estado y la Universidad para ministrar los recursos mensuales es un instrumento jurídico muy desfasado de la realidad laboral de las IES, por lo que urge su revisión, para hacer más eficiente la gestión de los recursos para la educación superior. Este proceso de poner al día este convenio lo iniciamos con la Dirección General de Educación Superior Universitaria. La modificación de este instrumento permitirá un mejor funcionamiento de la gestión de la educación superior.

También después de 43 años logramos iniciar la actualización legislativa Universitaria que nos permitió reformar nuestro estatuto universitario, donde se contempla la normatividad que reglamenta la vida universitaria. Esto puso a tono el marco estatutario con la nueva realidad de la universidad. Dándole certeza jurídica a las tareas sustantivas de la institución, así como a las funciones transversales de sustentabilidad, internacionalización, derechos humanos y equidad de género. La universidad también demostró que tiene capacidad para resolver sus problemas internos, como lo  fue el proceso de renovación del sindicato de los trabajadores de la universidad.

Este año iniciamos con el incremento a la matrícula y con un programa de inclusión que contempla un conjunto de medidas con acciones positivas para que estudiantes de sectores vulnerables y marginados puedan estudiar en la universidad.

El 2020 debe ser un año para el fortalecimiento de  lo académico y la investigación. Así como continuar con la siguiente fase de la modernización legislativa universitaria, con los reglamentos que emanan de los artículos del estatuto.

@SalvadorHV

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