La reforma de la educación superior debe contar con la participación de los empleadores

En el proceso de discusión de la reforma académica de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) se han llevado a cabo algunas reuniones con empresarios de las regiones centro y laguna, estos acercamientos se harán en todas las regiones del estado. En estos primeros intercambios, ya se apuntan unas ideas que se deben de considerar para la construcción del nuevo modelo educativo que la educación 4.0 y la pandemia exigen a la educación superior. Un planteamiento de varios empresarios es que se requiere privilegiar la formación de emprendedores de nuevos esquemas de negocios y de proyectos que impulsen el desarrollo de la economía de las regiones, a partir de las potencialidades de las mismas.

Otras ideas muy claras y firmes planteadas es que los egresados deben de saber otros idiomas, precisaron que en el caso del inglés deben tener un nivel de 550 puntos de TOEFL; que las carreras que se ofrecen correspondan con las que demanda el mercado laboral y tener capacidad de hacer los cambios que la realidad productiva exige, en particular, ofertar carreras relacionadas con la industria manufacturera. Así como impulsar un intercambio universidad-empresa más eficaz y de beneficio para el proceso formativo y para las empresas a la vez, fomentando mucho más la educación dual. También insistieron en que haya profesionistas que manejen bien el CNC (Control Numérico Computacional), hoy la automatización de las máquinas y herramientas que son operadas con comandos programados es una gran necesidad. Enfatizando en la importancia que tiene la educación continua porque ahora, en el mundo del siglo 21, la formación profesional no es para toda la vida.

Los estudiantes deben tener muy claro que en este mundo interconectado y ahora más, como consecuencia de la pandemia y del proceso de aceleración de la educación en línea, la competencia en el mercado laboral es planetaria, no doméstica. Otro tema que tocaron es que los estudiantes deben contar con habilidades de comunicación y de redacción. Salir preparados por ejemplo para hacer un buen currículum vitae y estar preparados para enfrentar con éxito una entrevista.

Señalaron que las empresas no conocen las carreras que ofertan las instituciones de educación superior, en consecuencia, no tienen conocimiento de las habilidades y destrezas de los profesionistas que egresan. Tampoco hay información precisa de los servicios que una escuela puede ofrecer a la industria. Que se requiere un catálogo de servicios de cada laboratorio para que las empresas los puedan contratar. En el caso de Monclova comentaron que la mayoría de los servicios los tienen que contratar en Monterrey, y han escuchado que las escuelas tienen laboratorios de materiales y los equipos para hacer los estudios que la industria demanda, pero que no los conocen porque no hay un conocimiento de qué servicios y de qué calidad se pueden hacer en las universidades. En concreto, que lo primero es que las universidades y las empresas se conozcan unas a otras para hacer frente a los requerimientos que hoy el T-MEC exige.

Por otra parte, también se requieren las auditorías ambientales y no encuentran quién las haga en la región. Demandan formar auditores ambientales reconocidos por la Profepa. Y también revisar las nuevas normas del trabajo de acuerdo con las modificaciones que se han hecho en la Ley Federal del Trabajo. Lo relacionado con la NOM-35, la que busca “establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo”.

Uno de los empresarios manifestó que “hoy los jóvenes dudan mucho de sus carreras. Tres de cada diez no están convencidos de lo que estudiaron. Y ya en la realidad del trabajo se quejan mucho de ello”. También señalaron que hay muchos casos de obreros sindicalizados con una gran experiencia en el trabajo que superan en mucho a los nuevos profesionistas, en palabras del empresario, “se los comen los obreros” porque los egresados nunca practicaron en una empresa. Este ejercicio, de ponerse de frente a los empleadores y a sus escenarios laborales, fortalece sin lugar a dudas el proceso de transformación de las universidades para contar con un nuevo modelo educativo que busque sobre todo un gran beneficio para la sociedad.

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