100 años de la Pinacoteca del Ateneo Fuente

Las circunstancias muchas veces determinan el derrotero de los acontecimientos. Pero también hay los que son determinados por la acción de hombres. Fue la circunstancia de aquellos tiempos, la de 1918, que se confabuló para poner la semilla que a lo largo del tiempo germinó en una obra perdurable y memorable: la Pinacoteca de la Escuela de Bachilleres Ateneo Fuente, pionera de la educación pública, laica y gratuita en Coahuila y en el país.

La Pinacoteca cumplió cien años en el 2018, alojada en el edificio del Ateneo. En 1918 se contó con el apoyo decidido del entonces presidente de la república, Don Venustiano Carranza Garza, exalumno distinguido del Ateneo Fuente. El presidente constitucionalista guardaba gratos recuerdos de su escuela y de las enseñanzas en ellas adquiridas. También colaboraron para hacer posible ese espacio que resguarda importantísimas obras de arte, el licenciado Gustavo Espinosa Mireles, gobernador de Coahuila, junto al escritor Artemio de Valle Arizpe, también exalumnos, de la institución que es el antecedente más remoto de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).

Un 16 de septiembre de 1918, a las nueve de la mañana, surgió la Pinacoteca del Ateneo Fuente con un primer acervo de 159 pinturas, más nueve bronces y yesos provenientes de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Las obras de maestros y alumnos de la Academia de Pintura de Saltillo, dirigida por Rubén Herrera, incrementaron la colección original. El mismo licenciado de Valle Arizpe posteriormente donó su colección personal de pinturas integrada por 34 obras.

En la Pinacoteca se atesora una colección de arte principalmente pictórico, que es un reflejo de diferentes etapas de nuestra historia como país. Actualmente son 354 obras creadas por destacados exponentes de diversas corrientes artísticas como el arte virreinal, el barroco mexicano, el neoclasicismo, el romanticismo y el modernismo.

La colección de la Pinacoteca, como corresponde a una de su categoría, se ha ido construyendo pacientemente durante estos cien años. Y hace unos días presentamos el primer catálogo, esfuerzo colectivo de investigación, clasificación, fotografía y edición.

Este catálogo que se integra por los excelentes textos de Sylvia Georgina Estrada, se debe a la insitencia de Erika Flores Padilla encargada de la Pinacoteca, al magnífico material fotográfico de Ramón Zertuche Rodríguez y de su equipo, al minucioso trabajo de Teresa Rueda y al diseño editorial de Quintanilla Ediciones. Con trabajos de esta calidad se contribuye a la tarea aún incompleta de registrar el patrimonio artístico y cultural, de la UAdeC.

La custodia, el estudio y la difusión de esta importante colección de arte, son tareas que deben significar una enorme responsabilidad para la UAdeC. Además son prueba de que sus autoridades y personal académico, han asumido con seriedad ese compromiso, en particular de Marco Antonio Contreras, director de esa escuela de bachilleres.

La globalización y en la actualidad la pandemia del COVID 19, han traído consigo desafíos constantes para las actividades relacionadas con la cultura. Las instituciones han buscado reinventarse constantemente para conservar y atraer la mayor cantidad de usuarios. La digitalización de las obras y documentos de los museos parece actualmente una prioridad mundial. Esto permite que cualquier persona desde su casa pueda visitar la colección de un museo y admirar con una calidad nunca vista anteriormente cada tramo de las obras. Tarea que seguramente también realizará la Universidad.

Como lo señaló, en la presentación del catálogo Esperanza Dávila Sota, quien fue alumna y profesora del Ateneo, este catálogo concreta un viejo anhelo de los ateneístas, que afortunadamente hoy cumplieron la UAdeC y el Ateneo Fuente. La directora del Centro Cultural Vito Alessio Robles, en su intervención, compartió sus vivencias en los salones y los pasillos, asi como en la Pinacoteca. Contó que a sus compañeros les intrigaba la mirada con que los seguía “El toro” de F. Mas. Eso sucede porque los ojos del toro son el centro de la geometría secreta que hay en la pintura. El uso de la geometría proyectiva en la pintura, desde el Renacimiento, permite definir el punto o los centros a donde el observador dirigirá la vista, así la geometría hace parecer que el toro sigue al que lo mira.

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