Los impactos de la sequía

El fin de semana tuve la oportunidad de viajar a Monclova a la toma de protesta de Benigno Gil de los Santos y de Josefina Garza como presidente del PRI municipal y Secretaria General, respectivamente. Susy Cisneros, Arturo García y Ariel García hicimos el recorrido pasando por Paila, y continuamos por la carretera libre hacia Saltillo, y en el entronque para Hipólito, Coahuila cortamos para tomar la carretera Saltillo-Piedras Negras. Antes de llegar a la estación del ferrocarril en Hipólito se encuentra la presa el Tulillo, les dije que estaba a punto de verse el agua. Para nuestra sorpresa, sólo pudimos apreciar el vaso de la presa completamente seco. Desde hace varios años que conozco el Tulillo y afortunadamente nunca me había tocado ver la presa totalmente vacía. Lucía desolada, la fauna ahora no merodeaba alrededor del agua, las garzas, los patos y otras aves brillaban por su ausencia.
El impacto no se puede dimensionar, no hay agua para llas parcelas del ejido. Ni para los venados, las zorras, los coyotes, las aves, las abejas, las avispas, los conejos, las liebres, los zorrillos, las ardillas y demás animales del campo. Tampoco el ganado como decía mi abuelita María Adriano, «tiene donde apaciguar su sed». Hasta los mezquites y los huizaches están tristes, incluso el fondo de la presa tiene un camino por donde transitan los vehículos del pueblo, lo que significa que lleva meses sin almacenar agua, parodiando al filósofo de Güemez tampoco ha llovido. Otro impacto de esta situación es que los pozos de agua potable tampoco se recargaron.
En Hipólito la gente vive además de las actividades ganaderas, agrícolas y de darle mantenimiento a las vías del ferrocarril, de explotar el ixtle y la candelilla. En las actuales condiciones de sequía la lechugilla también se está secando. Esperemos que las plantas de candelilla aguanten estas inclemencias del tiempo, pues aunque con base en la experiencia de los campesinos dicha planta entre más sufre más cera produce, ojalá así sea. Delante de la estación del ferrocarril ubicada en las vías que están instaladas de Gómez Palacio, Durango a Paredón, Coahuila se encuentra un campo experimental del INIFAP «La Sauceeda» en donde se dedican a investigar las especies forestales del semidesierto. Aun lado se levanta imponente un hermoso izotal, es decir, un bosque de palmas chinas.
Regresamos de Monclova a Torreón por Cuatrociénegas. Después de pasar el cañón «El cariño de la montaña» (ubicado entre Nadadores y Sacramento, Coahuila) en donde apreciamos el caudal de agua que inicia en las pozas del Valle de Cuatrociénegas. Pero al llegar al cruce del arroyo adelante donde está la fábrica de explosivos pudimos observar que el gasto de agua está por abajo de años anteriores. Al pasar enfrente de la Poza de la Becerra después de haber degustado una rica comida casera en el restaurante del Doc enfrente de la plaza de Cuatrociénegas también nos sorprendió que el nivel del agua está por abajo de lo que antes nos parecía normal ¿Será que está influyendo la extracción de agua para regar las parcelas de forrajes de los lecheros?
Observar el semidesierto de Cuatrociénegas a San Pedro en estas condiciones de sequía aumenta los colores grises y cafés. La vegetación está más llena de polvo y pide a gritos una lluvia para remojarse y «apaciguar la sed». Ya para llegar a San Pedro después de haber cruzado el cañón «El puerto de Ventanillas» y un tramo de la carretera de 34 kilómetros en línea recta, aburridísimo y peligroso por el espejismo formado por el reflejo del incandescente sol que al pegar los rayos sobre la carpeta asfáltica y sobre los barriales dormitan a cualquier conductor, apreciamos los campos de algodón. Las ramas lucen secas y en ellas contrastan las bellotas blancas de algodón. El cuadro luce impactante. Los tres jóvenes que me acompañaron se solazaron de la belleza producto del trabajo y el esfuerzo de los campesinos laguneros.
Según los pronósticos, continuará la sequía. Con base en los datos publicados en diferentes sitios se espera que las lluvias lleguen hasta abril del próximo año. Si esto sucede tendremos un invierno seco. Ni esperanzas de que los cerros reverdezcan. Mientras tanto, nosotros seguimos en una actitud más que pasiva, destructiva, contaminando, ignorando la vocación de nuestra tierra y dañando la naturaleza.

Salvador Hernandéz Vélez
jshvelez@hotmail.com