Los números se vuelven rostros

“Barbarie es la palabra que define a este gobierno”.
Raúl Abraham López Martínez. (Rebelión)

 

El pasado uno de diciembre el Presidente Felipe Calderón entregó su informe sobre la situación que guarda la administración pública al quinto año de su ejercicio de gobierno constitucio- nal. Este informe pasó desapercibido. Otros asuntos públicos fueron de mayor interés de los ciudadanos y de los medios.

La agenda pública la dominan los partidos políticos, en particular los procesos de elección de los candidatos presidenciales. La renuncia del dirigente del tricolor ganó las primeras columnas. Los pleitos entre Ernesto Cordero y Josefina Vázquez Mota llamaron más la atención que el mensaje de Felipe. Incluso para los propios panistas la atención al quinto informe pasó a segundo término.

La actuación del gobierno calderonista está en su nivel de aceptación más bajo. Veamos el análisis de la agencia Mitofsky: Al quinto año de gobierno en noviembre logra la aprobación del 54 % de sus gobernados, este porcentaje es el más alto que obtiene durante todo 2011 pero no alcanza los porcentajes de sus primeros cuatro años.

Al promediar cada año su evaluación los tres primeros años se mantuvo arriba de 60 %; el cuarto año en 54 % y el actual promedio en 2011 es de 51%. Esto significa que Felipe Calderón tiene un porcentaje de desaprobación del 45%. De esto por la tendencia se puede concluir que al final de su mandato el 50% lo aprobará y el otro 50% lo desaprobará.

¿Qué nos dicen las encuestas en el quinto año de los últimos ex Presidentes de México? Carlos Salinas logró 81 %; Ernesto Zedillo 64 %; Vicente Fox 59 % y Felipe Calderón 51 %. Con base en estos datos observamos una caída consistente en la calificación de los que han gobernado los sexenios de 1988 a la fecha.

Otro dato es que los expresidentes priistas Salinas y Zedillo alcanzaron en su quinto año sus mayores niveles de aprobación anual. Fox no alcanzó la calificación de su primer año. Y Calderón ha llegado a su punto más bajo. Esto explica el desinterés por los resultados de su más reciente informe.

La falta de empleo, la caída en la inversiones, el incremento de la inseguridad, el aumento diario del número de muertos a causa de la guerra que Calderón le declaró al crimen organizado, son entre otros factores los que explican la caída en la aceptación de los ciudadanos.

En la calificación de los atributos personales el Presidente también va a la baja. Disminuyó en nueve puntos su posición de liderazgo y experiencia. Sale mal calificado respecto a su preocupación por los pobres. Y en cuanto a si saldremos del bache en que nos encontramos, nada más el 28 por ciento le cree.

¿Cómo explicarnos que con todo el apoyo que Calderón le proporcionó desde la Presidencia de la República a su hermana, en Michoacán, haya perdido la gubernatura?

Tal vez el actor mexicano Daniel Giménez Cacho, tiene la respuesta:
Somos herederos de nuestra historia y de nuestras maneras de ejercer el poder. El cambio prometido por Fox nunca llegó, él nos engañó y Calderón tampoco ha tocado a los grandes intereses que controlan este país. La gran diferencia -entre las dictaduras de Porfirio Díaz y el régimen del PRI- es que existía al lado del autoritarismo cierto proyecto de país, donde el bien común se defendía.

A los mexicanos nos queda claro que lo prometido por Felipe Calderón sigue siendo promesas. Vivimos en nuestras colonias y en muchos estados del país una ola de crímenes, de violencia, y asaltos que muestran el punto de quiebre de nuestro tejido social.

La situación nos obliga a admitir: sobre los muertos que todos los días aparecen colgados en los puentes peatonales de los barrios, abandonados en coches, con marcas de tortura y a veces decapitados. Y siempre con la esperanza que aunque vivimos en un mundo peligroso, deseamos que no nos toque . Confesamos todavía asustados Ahora si la vi muy cerca, en camino a mi trabajo me encontré con un fuego cruzado. Fue horrible.

Con ese panorama tan patético cómo quiere Calderón que creamos en su mensaje. A un año de su gobierno le aguardan muchos problemas graves por resolver. Los números se vuelven rostros, principalmente de jóvenes. Las estadísticas se esfuman atrás del horror de vidas, sueños y proyectos sesgados.

 

Salvador Hernández Vélez

jshv0851@gmail.com