«Manuel» e «Ingrid»

Sin duda las consecuencias del huracán “Ingrid” y la tormenta “Manuel” son diferentes en las regiones de las entidades federativas del País. En nuestro estado los saldos negativos son menores comparados, por ejemplo, con Guerrero.

En el caso de la Comarca Lagunera el caudal del río Aguanaval inundó la zona de colindancia entre los municipios de Matamoros y Viesca. Recuerdo que la última vez que las aguas del Aguanaval  llegaron hasta la laguna de Viesca, donde por muchos años desembocó este río, fue a principios de los años 70.

Las posteriores avenidas inundaron áreas varios kilómetros antes, lo que ha provocado que el viejo cauce del río este azolvado, y el agua ahora se desplace por rumbos diferentes.

En octubre de 1996 el Aguanaval inundó el poblado de Nuevo Reynosa, en el municipio de Viesca, por lo que tuvo que cambiarse de lugar. En aquella ocasión quedó incomunicado el ejido Petronilas, del municipio de Matamoros; ahora también sucedió lo mismo.

En este último desbordamiento del río, el ejido Venustiano Carranza, de Viesca, quedó totalmente rodeado de agua, por lo que se deduce que la crecida del agua tomó un rumbo diferente del tradicional, además de que se recargara el acuífero de la exhacienda de Hornos, este comportamiento del agua, ¿qué otras consecuencias traerá en el futuro?

En lo nacional, los medios de comunicación reportaron que “Ingrid” y “Manuel” dejaron un saldo preocupante en 26 estados de la República. Se contabilizaron 123 personas muertas, 33 heridas, 68 desaparecidas y 59 mil desplazadas.

En 312 municipios, de 14 estados, se hizo la “declaratoria de emergencia”.

También se remarcó que 43 mil escuelas de educación básica fueron dañadas (cifra equivalente a casi el 20 por ciento del total), 800 de ellas clasificadas como “pérdida total”. En diferentes regiones 613 mil hectáreas de cultivo resultaron totalmente destruidas, y 15 autopistas y 57 carreteras federales sufrieron daños considerables. Esto exige atender la emergencia en primer término.

Frente a ello se levantan las voces de que algo está pasando con el clima.

Lo cierto es que el País enfrentó un fenómeno climatológico poco usual. La coincidencia de tormentas por ambas costas, señalan los especialistas, no sucedía desde 1958.

El agua caía del cielo a cántaros. La Comisión Nacional del Agua indicó que al menos 35 de las 146 presas monitoreadas del País llegaron al 100 por ciento de su capacidad, o más, y que en Guerrero se registraron, por causa de “Manuel”, precipitaciones de hasta 795 milímetros, lo que equivale a tres veces la lluvia media mensual para el estado.

Por el cambio climático, o porque la madre naturaleza nos proveyó de agua en abundancia, lo inobjetable es que México enfrenta una emergencia nacional de proporciones nunca vistas en el último medio siglo. El presidente Enrique Peña Nieto y su equipo, a menos de que cumplan un año al frente del Gobierno Federal, se encuentran ante una dura prueba de fuego.

Una primera propuesta que habrá que implementar es un programa de reconstrucción, y un conjunto de acciones y apoyos que permitan aprovechar con cultivos de temporal las humedades, lo que a la vez redundará en beneficio de la actividad económica y del País en el mediano y largo plazos.

La tarea no es nada sencilla, las acciones a desarrollar y los procesos de concertación y negociación para lograrlo requieren de un gran esfuerzo, no solo del gobierno sino también de la sociedad.

Sismos, tormentas, huracanes, trombas, ciclones, tornados, lluvias torrenciales e inundaciones y, por otra parte, sequías y heladas son fenómenos recurrentes en nuestro País. Por lo que los gobiernos federal, estatal y municipal están obligados por ley a enfrentar estos sucesos, mediante la prevención y reducción de vulnerabilidades, así como la paliación de sus posibles efectos.

Por ahora, se requiere que las respuestas gubernamentales funcionen con rapidez y eficacia, para que esta tragedia no se haga más dura y que se tomen las providencias necesarias para evitar que se repita, y así no lamentar más costos humanos y sociales. La sociedad, por su parte, está haciendo lo que le corresponde, la solidaridad ciudadana se manifiesta a lo largo y ancho del País.

Salvador Hernández Vélez

jshv0851@gmail.com