Conocí a Juanjo en los noventa, en el apogeo de la instalación de maquiladoras en el País y en particular en la Comarca Lagunera. En el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC) se abrieron muchas plantas maquiladoras en esa región del País. No solo se instalaron en las ciudades, también lo hicieron en el área rural.
Un grupo de habitantes del ejido Congregación Hidalgo del municipio de Matamoros, Coahuila, encabezados por Chon Nuñez, me solicitaron el apoyo para regularizar un terreno en su área ejidal, que le habían donado a un empresario para construir una nave donde albergar una maquiladora. Un grupo de hombres y mujeres, operarios de las máquinas para confeccionar ropa, de esa comunidad se trasladaban diariamente a la zona industrial de Gómez Palacio, Durango a su lugar de trabajo, la empresa MADESA. Ellos le propusieron al empresario que instalara otra planta de confección de ropa ahí en el ejido, era Juan José Martín Bringas.
La iniciativa le pareció viable. La planta se instaló, con el apoyo del Gobierno Federal dentro del Programa Nacional de Solidaridad del presidente Salinas. Los trabajadores ya no tenían que trasladarse de lunes a viernes a Gómez Palacio. Recuerdo una reunión de trabajo con los representantes de los trabajadores, personal de Solidaridad, del municipio y empresario en el ejido. El punto era decidir sobre la compra de unas computadoras. Alguien comentó que había visto unas en oferta en Sams y que estaban muy bonitas. Con la sencillez característica de Juanjo, en voz baja, pausada, con una gran calma y con cierto temor de no ofender a nadie, nos expresó su opinión: “Si ustedes necesitan comprar una camioneta para el trabajo, no compren una bonita y elegante, adquieran una estaquitas, una para el trabajo duro, y de preferencia usada, buena y barata. Por tanto, mejor compren una computadora para el trabajo duro, sin importar si está bonita. Lo importantes es que aguante por más tiempo y que la inversión sea menor, para tener poca deuda y poder recuperar la inversión lo más pronto posible y que sea escalable”.
Estas fueron mis primeras experiencias y percepciones de Juanjo. Era muy sencillo, directo, sin aspavientos, respetuoso, honorable y preocupado por el prójimo. Después tuve oportunidad de conocerlo en su oficina. Para mi sorpresa, su despacho era muy modesto, sin lujos, con lo indispensable para desarrollar su trabajo con eficacia y eficiencia. Era muy congruente en su forma de ser. Vestía sencillo, su ropa era de sus tiendas Soriana, de la que confeccionaban en MADESA. Me ofrecía una taza de café y él lo elaboraba y lo servía, era café instantáneo, del que venden en las tiendas de su familia. Juanjo era frugal y muy trabajador. Nunca te invitaba a una reunión de trabajo en un café o en un restaurante. Hacía sus citas de trabajo y de negocios en su oficina o en los lugares donde se desarrollaban los proyectos.
Juanjo era un creyente católico, convencido y congruente. Ayudaba a varias familias para desarrollar proyectos productivos. De nopal, de miel y de pequeños huertos familiares. Los asesoraba jurídica y fiscalmente así como en las maneras de incursionar en el mercado. Además de atender sus actividades empresariales, siempre andaba ideando cómo ayudar a las personas que menos tienen, impulsando pequeños proyectos empresariales. Le preocupaba mucho no sustituir la iniciativa y el desarrollo de las personas a las que apoyaba, no quería caer en paternalismos. Las impulsaba, las orientaba y hacía lo que estuviera en sus posibilidades para ayudarlas.
Hace unos días, en un restaurante de Torreón saludé a Pedro Luis, me comunicó que su hermano Juanjo estaba muy grave, que lo habían operado varias veces. Le comenté que recientemente lo había visto porque quería ayudar, para echar a andar la nave en la que estuvo funcionando una maquiladora en Viesca, Coahuila. Le dije que no me pareció que estuviera grave. Creo que Juanjo siempre tuvo claridad en lo que quería hacer en la vida, se nos adelantó en el camino, manteniéndose hasta el final de la vida desarrollando proyectos, buscando alternativas de solución para las áreas más marginadas. Que en paz descanse.
Salvador Hernández Vélez
jshv0851@gmail.com
