¿Y la democracia?

 

“Los hechos son los hechos, pero la realidad

es la percepción.” Albert Einstein

Salvador Hernández Vélez

En los días previos a las elecciones pasadas, recibí muchos comentarios sobre los candidatos de los diferentes partidos, la mayoría denostándolos. También el día de la jornada y después de la votación, recogí muchas opiniones en relación a los resultados de las elecciones, muchas descalificándolas. Sin duda los linchamientos diarios en las redes sociales, contribuyen a enrarecer más el ambiente de descontento y hostilidad. En estos días las redes sociales, más que contribuir a generar una corriente de opinión, avivaron las pasiones políticas. Las redes sociales han probado también ser un gran medio, muy efectivo, para propagar y acrecentar el enojo de los ciudadanos. El problema es que toda esta energía social no se canaliza hacia una participación ciudadana propositiva, que sirva de contrapeso a las autoridades. Muchas de estas organizaciones de la sociedad civil adoptan posiciones partidistas e incluso de intolerancia, en vez de hacer suma positiva para fortalecer nuestra vida democrática, mejor lían, que fortalecer la democracia.

Hace unos días participé en un programa de televisión de análisis del proceso electoral. Ahí, se puso sobre la mesa el tema del “voto inteligente”. Comentaron que había que ejercer un voto inteligente. ¿Cómo saber que es un “voto inteligente”? ¿Qué acaso en las democracias representativas no se elige porque se le reconoce cierta capacidad por el que se vota? Entonces como definir si un voto es inteligente o no, si la democracia lo que defiende es la igualdad de oportunidades bajo el principio de la diferencia. Esto es, vale igual un voto de un ciudadano de alto nivel económico que uno de bajos recursos, de un cristiano que de una católico, de un profesionista que uno sin estudios. Y si la democracia implica pluralismo razonable, amplia tolerancia, debate público frecuente y canales de expresión de la voluntad general, sin imposiciones, frente a ello, cómo dilucidar si hay voto inteligente ¿Y de que inteligencia estamos hablando? El psicólogo estadounidense Daniel Goleman nos habla de inteligencia racional, emocional y social. De este planteamiento de inteligencia emocional el especialista en comunicación estratégica Antoni Gutiérrez-Rubí en su libro Micropolítica Ideas para cambiar la comunicación política nos habla de la importancia de la política de las emociones, por tanto el voto inteligente-emocional, es inherente a la democracia.
Y como la democracia es un concepto político, es un asunto de poder, entonces cómo definir si un voto es inteligente o no.

Entre otros temas se trató lo de la actuación del Instituto Electoral de Coahuila. En relación a ello hay que recordar que nuestra democracia mexicana moderna obtuvo carta de naturalización en 1994. Ese año nació el IFE. Y tres años después el PRI perdió la mayoría en la Cámara Federal de Diputados, y hasta la fecha el ejecutivo federal en turno no ha contado con mayoría legislativa. En el 2000 se dio la alternancia. El PAN llegó a los Pinos. Y en 2006 volvió a ganar. Luego en el 2012 regreso el tricolor. En las entidades federativas hay un mosaico de colores. En el 2015 ganó un candidato independiente la gubernatura. Y en los municipios la realidad política es plural. Todo esto muestra que en el mundo electoral actual los partidos políticos tienen que ganar en las urnas y que el IFE ahora INE, así como los órganos electorales locales han sido también actores políticos que han contribuido a fortalecer nuestra democracia actual, que apenas lleva 23 años.

En el ámbito electoral, lo que importa es la mayoría y los que pierden deben aceptar la voluntad mayoritaria. Sin olvidar que la democracia sólo puede florecer dentro de un Estado de Derecho. Los que perdieron el 4 de junio pasado deben entender que la cuestión más importante es salvaguardar el proyecto democrático del país y trazar el mejor tránsito razonable hacia la siguiente década. Que en la democracia gana el que obtiene la mayoría , así sea por muy bajo porcentaje, como en el 2006, cuando Calderón le ganó López Obrador.

Hoy la tarea es salvar a la democracia para no permitir que se destruyan las bases de la convivencia pacífica y democrática entre los mexicanos, porque no faltarán quienes crean que para salvar a Coahuila hay que hacer añicos la democracia.

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