El escenario electoral

La contienda presidencial pinta para ser muy conflictiva. Los sucesos de los últimos días en los diferentes escenarios políticos así se perciben y son de diferente índole. Josefina Vázquez Mota, por motivos internos de su equipo de campaña o de las pugnas internas de su partido, por donde se le quiera ver, sufrió la salida de sus invitados (existe la duda de que hayan sido militantes) en la toma de protesta como candidata presidencial; la abandonaron en el clímax de su evento más importante en este periodo de intercampañas. Quiérase o no, refleja en parte los conflictos internos en su partido.

Llegó a ese día con una serie de impugnaciones internas de los panistas, en diferentes estados de la República Mexicana, por las candidaturas. Por otra parte, el presidente Felipe Calderón después de que pidió disculpas por la dizque encuesta en que casi Josefina empata a Peña Nieto, entre otros riegues, ahora el PRI se vio obligado a presentar una queja ante el Instituto Federal Electoral en contra del Ejecutivo Federal —porque sigue metiendo mano al proceso electoral— por la difusión de un promocional de la Comisión Federal de Electricidad en el que aparece supervisando la presa La Yesca. Se le acusa por el tricolor de violar la normativa electoral y constitucional, al promocionar su imagen y utilizar recursos públicos para fines electorales.

En otro escenario, se anuncia que el Departamento de Justicia de Estados Unidos descubrió una red de corrupción donde se coludieron una empresa estadounidense con funcionarios mexicanos de la Policía Federal Preventiva y de la Coordinación General de Transportes Aéreos Presidenciales, así como de los Gobiernos de Sinaloa y Sonora, y tejieron una red de corrupción, para obtener contratos por más de 20 millones de dólares, para proveer servicios de mantenimiento, reparación y revisión general de aeronaves entre 2004 y 2009. La empresa gringa se declaró culpable y aceptó haber incurrido en violaciones previstas en la Ley de Prácticas Corruptas, al reconocer que sobornaron a funcionarios del Gobierno en México, entre ellos dos elementos del Ejército.

Por otra parte, militantes de Acción Nacional ofrecieron, hace unos días, una conferencia de prensa en la que presentaron datos falsos y manipulados sobre la situación en el Estado de México, en la que, contrastando con datos de fuentes oficiales, como el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática quedaron muy mal parados. Sólo remitámonos a un ejemplo. El Edomex redujo el número de delitos comunes entre 2009 y 2011, convirtiéndose en una de las pocas entidades que lograron una disminución en este periodo. Lo cual contrasta, por ejemplo, con Jalisco, en donde el número de delitos tuvo un incremento de 22 por ciento en el mismo lapso; sin embargo, lo informado por los panistas es totalmente diferente, tratando de confundir.

En otro escenario, el pasado 9 de marzo, Guadalajara y sus municipios conurbados experimentaron la sorpresiva transformación del territorio civil en campo de batalla. Lo que sucedió nunca antes lo habían experimentado en la tercera zona metropolitana más importante del País. Todo como efecto directo de la guerra que el presidente Calderón le declaró al narcotráfico y a la delincuencia organizada. (Aquí, en Saltillo como en Piedras Negras, está sucediendo algo parecido). El despliegue táctico de un grupo criminal como reacción inmediata a la captura de Érick Valencia Salazar, jefe del Cártel de Jalisco, Nueva Generación, detenido por el Ejército en el municipio de Zapopan. Los delincuentes llevaron a cabo maniobras para impedir los accesos a la ciudad, bloquearon 16 puntos carreteros; 25 incendios de vehículos particulares, de transporte público y camiones de carga; enfrentamiento con militares y policías locales con armas de alto poder, incluidas granadas de fragmentación. Todo en cuestión de minutos y de forma simultánea, después de la captura de Valencia, lo mismo en vialidades importantes de la capital, que en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de Guadalajara y en las salidas hacia Morelia, Nogales, Tepic, Zapotlanejo, Ciudad Guzmán y en la carretera a San Gabriel. ¿Qué más nos depara esta coyuntura electoral, en la que, a toda costa, Calderón no quiere entregar el poder a un priísta?

 

Salvador Hernández Vélez

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