Los candidatos y la veda electoral

A menos de un mes del inicio de las campañas electorales, el candidato de la coalición PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto, aventaja holgadamente por 18 puntos a su más cercana competidora, la albiazul Josefina Vázquez Mota, según la más reciente encuesta nacional en viviendas de BGC-Excélsior. Con base en esta encuesta, el priísta alcanza 47 por ciento de las preferencias efectivas, contra 29 por ciento de la panista. El abanderado de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, se encuentra en un tercer lugar con 23 por ciento y con el mayor porcentaje de rechazo.

Esto es tal vez producto de la crisis por la que atraviesa el PRD. El posicionamiento del partido del sol azteca está muy desteñido en el norte, casi desaparecido en el centro-occidente, y los otros partidos con los que se aliaron, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, no parecen contribuir para hacer de López Obrador, en esta segunda candidatura presidencial, un abanderado competitivo. Tal parece que el cambio de rostro, que intenta aparentar una actitud relajada, mesurada y con sensatez, y el nuevo discurso, no le ha resultado para convencer a nuevos públicos a electores que no votaron por él en 2006.

La precampaña de AMLO sigue sin pegar en aquellos segmentos en los que tuvo gran apoyo en la elección del 2006, ni su postura de paz, ni sus declaraciones de amor al prójimo convencen a los ciudadanos que votaron antes por él. La distancia a la que está de Peña Nieto, de más de 20 puntos porcentuales, lo colocan en una posición difícil, a pesar de que es el único de los candidatos que encabeza un movimiento social de masas, que construyó a lo largo de todo el territorio nacional, en lo que va de este sexenio. Andrés Manuel reconoció que hace seis años no le fue posible contar con una representación electoral en cada casilla, ahora ésta estructura que formó en los municipios del País deberá demostrar su efectividad electoral.

En el periodo de veda electoral los candidatos Peña Nieto, Vázquez Mota, López Obrador y Quadri, enfrentan un escenario complejo, en particular por el factor tiempo y por lo rebuscado de la ley. Ésta será la campaña presidencial más corta en la historia moderna del País —90 días: del 30 de marzo al 27 de junio—, y súmele las consecuencias a las que los sujeta la ley electoral con un calendario que obliga a 42 días de “silencio” (del 17 de febrero al 29 de marzo), en lo que se ha denominado el periodo de “intercampañas”: todo está permitido menos llamar al voto. No se vale usar en este periodo palabras o frases como las siguientes: voto, vamos a ganar, sufragio, vamos al triunfo…

Qué absurdos 42 días de veda electoral, sin campaña, sin debate y bajo ninguna circunstancia se vale hacer proselitismo. Lo más ilógico es que tenemos candidatos que por estos 42 días son en los hechos “no-candidatos”. Seis semanas en las que deben cuidarse de las entrevistas periodísticas y los medios, de no difundir algo que huela a proselitismo, de no hacer reuniones públicas, incluso cuidarse en una mesa de restaurante de que no se sienten demás comensales porque también se puede tipificar de acto anticipado de campaña. No pueden impartir conferencias o participar en foros. Peña Nieto, en el 83 aniversario del Revolucionario Institucional, el 4 de marzo pasado, en una reunión interna del partido, mejor decidió no tener intervención para no caer en supuesta ilegalidad. Cuarenta y dos días de simulación, seguramente inédita en la historia de las democracias, donde los periodistas podrán preguntar a ver quién cae.

A los candidatos no les queda más remedio que ingeniárselas para no perder el ritmo que traen de las precampañas y para no caer en castigo, o ser amonestados o bien caer en un litigio que los lleve a los tribunales. Así están las cosas, y ahora hay que esperar que se lleven a cabo los registros entre el 15 y el 22 de este mes para que los no-candidatos sean declarados por el IFE candidatos. Mientras tanto, cada uno de ellos desarrollará sus propias estrategias para conservar o ampliar su posicionamiento frente a los electores y esperar el arranque para el 30 de marzo. La ley es dura pero es la ley.

 

Salvador Hernández Vélez

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