Mujeres y adultos mayores

En las últimas cuatro elecciones suscitadas en Coahuila la participación de las mujeres ha sido del orden del 55.5 por ciento. Los votos femeninos recibidos por el PRI se comportan de la siguiente manera: por los Diputados locales, en el 2008, votaron 284 mil 854 mujeres; por los Diputados federales, en 2009, sufragaron 303 mil 945; en la de Alcaldes, en 2009, las mujeres priístas que emitieron su voto fueron 338 mil 257, mientras que en la contienda por el Gobierno del Estado, en 2011, se decidieron por el tricolor 420 mil 655 mujeres.

Estos resultados muestran que el porcentaje de mujeres que favorecen al Revolucionario Institucional ronda en el 60 por ciento. La fuerza del PRI mayoritariamente se sostiene en la militancia femenina, razón política para que, en especial en Coahuila, el PRI y sus candidatos asuman compromisos a favor de las mujeres.

En el 2000, la tasa de desocupación femenina nacional era del 3 por ciento, mientras que para el 2011 fue de 4.7 por ciento. En 12 años de Gobierno panista, 500 mil mujeres han pasado a un nivel de desempleo. En el año 2000 la cifra era de 400 mil, hoy 900 mil mujeres carecen de empleo, un crecimiento de más del 100 por ciento. Las condiciones laborales femeninas se fueron deteriorando en nuestro País en estos años de mal gobierno panista. En 2000, el 61 por ciento de las mujeres con empleo no contaban con acceso a la salud; en 2011 este dato ascendió a 64 por ciento. En el 2000, la tasa de informalidad de las mujeres era de 26 por ciento, mientras que para el 2011 ascendió a 31 por ciento. Hoy más de 5.7 millones de mujeres trabajan de manera informal; es decir, perciben sueldo, pero no sin cubrir sus necesidades de salud. Además, 7 de cada 10 mujeres en México de 65 años y más no trabajan ni reciben pensión.

La situación de nuestro País se agrava porque existen 10.1 millones de adultos de más de 60 años, de los cuales el 53 por ciento son mujeres y el 47 por ciento hombres. Según la Encuesta Nacional de Discriminación en México 2010, los adultos mayores señalan las dificultades relacionadas con la cuestión laboral como uno de los principales problemas para las personas de su edad en el País. Le sigue lo relacionado con su salud y la condición de discapacidad; y por último la discriminación e intolerancia. Solamente el 30 por ciento de las personas adultas mayores en México tienen una ocupación económica y 6 de cada 10 adultos mayores en México consideran que sus ingresos son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas.

Para completar el deterioro de nuestro País, en el año 2000 en México existían 1.8 millones de personas con discapacidad, lo que representaba el 1.8 por ciento de la población; mientras que en el 2010, esta cifra ascendió de manera notable a 5.7 millones de personas, es decir 5.1 por ciento de la población nacional.

A propósito de la celebración del Día de la Mujer, el 8 de marzo ha ido convirtiéndose en una fecha más significativa. Recordemos que esa conmemoración nació vinculada al 1 de Mayo, ambas tienen su fuente en luchas emancipadoras de los explotados. A dicha celebración se le llamó originalmente «Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras», convenida por la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague en agosto de 1910.

Respecto a un tema que afecta de manera significativa a las mujeres, el de la inseguridad en México, cabe preguntarse: ¿Cómo llegamos hasta este punto, a este torbellino de violencia? ¿Cómo llegamos a este “valemadrismo” por la vida? ¿Por qué Felipe Calderón ha permitido esta ola de violencia que nos lacera día con día? La filósofa y periodista judía Hannah Arendt, reflexionaba sobre las razones por la cuáles millones de personas marcharon rumbo a las cámaras de gas sin resistencia, haciéndose la siguiente pregunta: «¿Qué calidad ética-política tiene una ciudad en donde una madre decide manifestarse con los restos de su hija asesinada, enfrente del lugar donde el Estado asegura impartir justicia, sin recibir una voz de vuelta?».

Este cuestionamiento puede aplicarse a los hechos de la guerra contra el narcotráfico sufrido en el gobierno de Calderón. Por un lado, una crítica radical al sistema, por inoperante para combatir al crimen, y por otra a la colectividad pasiva, inerte, resignada ante su colapso, aturdida por la demagogia y la mentira. Esta realidad es una herida más para las mujeres.

 

Salvador Hernández Vélez

jshv0851@gmail.com