La segunda alternancia

El 1 de diciembre tomó posesión de su cargo Enrique Peña Nieto como presidente de la República. El cambio se dio sin los contratiempos por lo que tuvo que pasar Felipe Calderón hace seis años. En aquella ocasión los diputados de su partido, el PAN, recurrieron a la toma de la tribuna legislativa para que Calderón pudiera tomar protesta, así lo determinaba la ley.

Ahora la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos permitía el cambio de la estafeta a las 00:00 horas del primer día del sexenio presidencial. Y en caso de que las condiciones no permitieran que Peña protestara ante el Congreso lo podía hacer ante el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los grandes trazos de esta segunda alternancia se habían delineado en las urnas el pasado 1° de julio: fin de la República panista, regreso del viejo partido a Los Pinos, sexta legislatura al hilo sin mayorías y nueva experiencia de gobierno dividido.

Y en la iniciativa para modificar la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal se dibuja la nueva administración pública: a) nuevas atribuciones para que la Secretaría de Gobernación lleve a cabo funciones de coordinación del gabinete; b) reformas a la Secretaría de Desarrollo Social; c) la creación de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, tomando en cuenta diversas atribuciones tanto de la actual Secretaría de la Reforma Agraria, así como de la Secretaría de Desarrollo Social en materia de desarrollo urbano, regional y de vivienda; d) la creación de un nuevo régimen de control gubernamental, a través de la consolidación de unidades de auditoría preventiva en las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, con distribución de facultades de la Secretaría de la Función Pública en distintas estructuras y órganos, principalmente en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; y e) la consolidación de la Oficina de la Presidencia de la República como una instancia cercana al Ejecutivo Federal para apoyo y seguimiento permanente de sus tareas y de las políticas públicas.

En el marco de este nuevo arranque presidencial por fin terminó la especulación y ya tenemos gabinete presidencial, lo que más llama la atención son los dos hombres fuertes del mismo. Uno del estado de México y otro de Hidalgo: Luis Videgaray Caso en la Secretaría de Hacienda y Miguel Ángel Osorio Chong en la Secretaría de Gobernación. Las cualidades políticas de los hombres fuertes del presidente Peña siguen siendo un enigma para el grueso de la opinión pública.

Luis Videgaray discípulo de Pedro Aspe, fue una sorpresiva revelación como jefe de la campaña presidencial de Peña Nieto. Resultó hábil para la polémica y fue eficaz en la conducción de la campaña. También, como diputado y presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública en la Cámara de Diputados, promovió acuerdos en torno a la confección de los paquetes presupuestales para los años 2010 y 2011. Y como secretario de Finanzas en el Estado de México se reconocen sobre todo sus empeños en el refinanciamiento de la deuda pública estatal.

Miguel Ángel Osorio Chong con una trayectoria más modesta. Por lo que se conoce, su paso por la gubernatura de Hidalgo (2005-2011) no es particularmente llamativo, como tampoco lo es su desempeño como diputado federal en la LXI Legislatura (2003-2006).

La mayor parte de su carrera política ha transcurrido en su estado natal, sin mucha repercusión en el plano nacional: En Hidalgo además de gobernador fue secretario de Gobierno, subsecretario de Gobierno, secretario de Desarrollo Social, y secretario de Desarrollo Regional; en el PRI, delegado, secretario de Acción Electoral y presidente del Comité Directivo Estatal. En la campaña de Peña, se convirtió en uno de sus operadores más visibles, lo mismo como delegado general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en el Estado de México para la campaña de gobernador de Eruviel Ávila Villegas, que como secretario de Operación Política del CEN del tricolor.

Ambos operadores tienen una enorme tarea por delante. Los acontecimientos en la calle en diferentes entidades del país no fueron muy tersos, ambos han mostrado capacidad para actuar con prudencia e inteligencia en situaciones de riesgo, esperamos que por el bien del país ahora puedan darle las salidas democráticas que demandan las nuevas circunstancias. Así arranca esta segunda alternancia.

 

Salvador Hernández Vélez

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