Ella y la competitividad

Los laguneros de aquellos tiempos se acostumbraron a tratar con la federación, esto era en la época del partido hegemónico de Estado y en el auge del más exacerbado presidencialismo. Lo anterior provocó entre otras cosas un excesivo paternalismo, no sólo entre los campesinos, sino también entre actores del sector privado.

En los tiempos del paternalismo, los niveles de gobierno no se encontraban en competencia. La administración municipal era fundamentalmente servicios dentro de su jurisdicción. Las tareas y competencias gubernamentales eran claras. Los municipios no tenían casi ninguna responsabilidad sobre el desarrollo económico. El Alcalde tendía a ser un gran señor poderoso, controlador de su organización política local, capaz de negociar y obtener beneficios del poder central. Sin embargo las cosas cambiaron, en pleno Siglo XXI la autoridad municipal actúa en competencia con otras autoridades representativas. Participa en una comunidad urbana local y global. Lidera diversas asociaciones público-privadas. El desarrollo económico es una obsesión, pero requiere fundamentalmente de la participación de los grupos empresariales. El municipio experimenta con privatizaciones, ONG’s, con los instrumentos de la nueva gestión pública y con gobierno electrónico. El mapa de actores se ha hecho más complejo y fragmentado. La cultura civil y política ha cambiado. El rol de los partidos y su conexión con ellos también. La clave del buen gobierno ya no reside tanto en la gestión interna de las organizaciones públicas como en la calidad de las interacciones entre ellas, la sociedad civil y el sector privado.

La globalización transforma las ciudades, las regiones y su gobernación. La globalización se asienta en un sistema red cuyos puntos nodales son las ciudades, no los Estados. Pero las ciudades sólo pueden ser locomotoras del desarrollo nacional y arrastrar al conjunto de la economía si son capaces de crear un clima adecuado para los negocios con servicios atractivos, infraestructuras urbanas y calidad de vida en general; y especialmente si se esfuerzan en buscar la colaboración entre el sector público, el privado y las asociaciones y grupos comunitarios, no en confrontarlo ¿Entonces por qué empecinarse en crear un nuevo Estado en estos tiempos?

El planteamiento del Estado de la Laguna (ELLA), tal vez en su coyuntura tuvo vigencia pero,¿ por qué no lo lograron? La pregunta hoy es: ¿La Laguna demanda un nuevo Estado o una nueva forma de gobernabilidad, de competitividad y de integración social? La globalización, al reestructurar el territorio, ha cambiado el concepto de ciudad, la cual hoy desborda la realidad concreta de un territorio. La ciudad incluye y desborda el concepto de municipio. No perdamos de vista que la gobernabilidad se refiere a la capacidad de una sociedad para resolver sus problemas, canalizar y atender a las demandas sociales, de acuerdo con unas determinadas instituciones. Necesitamos un enfoque que integre gobernabilidad política (responsabilidad del gobierno), competitividad económica (tarea de los empresarios) e integración social como variables interdependientes, no un nuevo Estado. Para ello se requiere que la sociedad logre a la vez acrecentar su capacidad de autogobierno democrático, mejorar su competitividad económica y enfrentar los principales problemas de exclusión social y pobreza, ya que de no hacerlo tendrá más dificultad para estar presente en el concierto de naciones democráticas y modernas.

La nueva lógica del conflicto, ya no se da entre el Estado y los distintos actores sociales y políticos, sino respecto de la dirección cultural de la gobernabilidad, la competitividad y la integración social. La competitividad es el factor clave para sostener la inversión, la planta productiva, la balanza de pagos, el empleo y el bienestar social, por mencionar solamente algunos aspectos y con ello, su gobernabilidad ¿Resolveremos la competitividad con un nuevo estado?

Salvador Hernández Vélez

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