La disputa del PAN

Para muestra, van dos ejemplos. Juan Ignacio Zavala, cuñado de Felipe Calderón en su columna en el diario Milenio, le dice al líder de su partido, Gustavo Madero: “No se trata de cambiar de collar, sino de dejar de ser perro”. Por su parte, el hijo de Maquío, Manuel Clouthier, en las redes sociales le contestó al propio expresidente llamándolo “cabrón” ¡Qué manera de disputarse el poder!

En cuanto a las formas para arreglar las desavenencias, sin decir: “agua va”, fue destituido el líder de la bancada del PAN en el Senado, Ernesto Cordero; lo que exacerbó los ánimos de los senadores calderonistas contra el presidente del PAN.

Y, lógico que ésta disputa tendrá sus consecuencias en los estados. Aquí, en Coahuila, el grupo del diputado Guillermo Anaya se alineó con Cordero; por tanto, en contra de su presidente Madero ¿Hasta dónde llevarán la disputa?

La lucha por el poder dentro del Partido Acción Nacional, dice mi amigo José Luis Llanes: “…Al frente de los calderonistas estaba Ernesto Cordero, quien hasta el pasado domingo 19 de mayo fue el coordinador de los senadores panistas. Cordero fue el precandidato de Felipe Calderón a la Presidencia de la República y se perfilaba como próximo candidato a la presidencia del PAN; la lucha interna se veía venir, pero ahora, con esta nueva coyuntura, se está adelantando la lucha por el poder que se esperaba para otros tiempos, pero los calderonistas ven en estos momentos el terreno ideal para tratar de forzar, ya sea la salida de Madero de la Presidencia del PAN, o que se convoque a elecciones anticipadas, que para el caso sería lo mismo. Aunque la mayoría de los militantes del PAN saben que el fracaso del partido no se debe a la actual dirigencia nacional sino a la mala administración de Felipe Calderón, ¿cómo se explica que no pudiera ganar Ernesto Cordero la candidatura a la Presidencia?”

Se les está revirtiendo la politización que hicieron del Pacto por México. La “muerte” prematura del Pacto —declarada en días pasados por un buen número de analistas— no se cumplió, y lo que sí va en picada es el partido blanquiazul. La fractura se vislumbra muy profunda. Debemos reconocer que, a la fecha, el Pacto por México, a poco más de cinco meses de su puesta en marcha, no se ha consolidado en la medida que es un instrumento donde se expresa el pluralismo partidario y no se cuenta con la representación de todas las fracciones parlamentarias.

En esta medida, el acuerdo es frágil y se encuentra en función de las sacudidas de la política y de las diferentes fuerzas internas partidarias ¿Cómo y hasta dónde impactarán la fractura en el PAN; la destitución de Ernesto Cordero; las acusaciones de la PGR contra César Nava; la negativa de la destitución de Rosario Robles y/o la petición panista de desaparecer los poderes en Michoacán? El Pacto está y seguirá sometido a una serie de factores impredecibles.

Sin embargo, por otra parte, a ninguno de los firmantes del Pacto le conviene concluir el espacio de negociación con el Ejecutivo federal. Ya que el Pacto, hay que reconocerlo, recoge buena parte de las propuestas y demandas históricas de la oposición perredista y panista.

Y en el caso del problema que enfrenta Madero en el PAN, su participación en el Pacto, en cierta forma, le es útil para enfrentar la embestida de los senadores calderonistas y la crisis del PAN.

Esto lo describe el propio Zavala en su espacio mediático: “… algo nos pasó en los gobiernos, que nos estancamos como partido, repetimos mañas y prácticas que eran patente de otro partido; nunca supimos cómo tratar al Presidente en turno. Al intento de la simbiosis del partido con el Gobierno, le vino un desorden generalizado que ahora se ejemplifica en un patético cobro de facturas encabezado por el presidente del partido”.

Los todavía panistas no se reponen de la derrota del año pasado, y ya están en otro pleito, ¿tendrán capacidad de recomponer su partido para enfrentar las elecciones locales en puerta?

Salvador Hernández Vélez

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