El fracaso escolar

Jean-Claude Michéa en su libro “La escuela de la ignorancia y sus condiciones modernas”, (Editorial Acuarela & A. Machado, Madrid, 1999), nos alerta sobre el fracaso escolar, a pesar de tanta reforma educativa. El análisis del fallo de estas reformas, lo conduce a plantearse que, en el fondo, el objetivo de dichas reformas, es el fracaso. En este sentido, los cambios son exitosos pues han logrado su finalidad: fracasar.

Un ejemplo del fracaso de las reformas educativas en Francia, lo comenta una especialista en Ciencias de la Educación, Liliane Lurçat: “En 1983, el rectorado de Niza realizó una encuesta a cerca de 12 mil alumnos de primero de enseñanza secundaria. El 22.48 por ciento no sabía leer y el 71.59 por ciento era incapaz de comprender una palabra nueva a partir del contexto”.

Aquí, en nuestro País, los estudiantes de último año de bachillerato empeoraron en sus habilidades de lectura con respecto a 2011, según los resultados de la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), aunque tuvieron mejorías respecto al 2008, año en el que inició la aplicación de ENLACE a nivel bachillerato.

Los datos difundidos en agosto del año pasado por la SEP, detallan que mientras en 2011 el 45.7 por ciento de los estudiantes de dicho nivel educativo, obtuvieron calificaciones en sus habilidades de lectura en niveles de “insuficiente” y “elemental”, en 2012, el porcentaje aumentó a 48.7 por ciento. Esto representa un retroceso de tres puntos porcentuales ¿Dónde quedó la reforma educativa correspondiente? ¿En el fracaso?

En relación con el sistema educativo estadounidense, el propio Jean-Claude Michéa, al inicio de su trabajo cita a Christopher Lasch: “La educación en masa, que prometía democratizar la cultura, antes restringida a las clases privilegiadas, acabó por embrutecer a los propios privilegiados. La sociedad moderna, que ha logrado un nivel de educación formal sin precedentes, también ha dado lugar a nuevas formas de ignorancia.

A la gente le es cada vez más difícil manejar su lengua con soltura y precisión, recordar los hechos fundamentales de la historia de su país, realizar deducciones lógicas o comprender textos escritos que no sean rudimentarios”. Estos ejemplos de fracasos de las reformas educativas, sin duda, deben hacernos reflexionar sobre el problema profundo de los sistemas educativos actuales y particularmente el nuestro, el mexicano, ¿y por qué no?, del fracaso de la sociedad en el mundo globalizado.

Además, dicho fracaso escolar está inserto en la crisis que nos afecta a la sociedad en su conjunto: la crisis que desarticula a las familias, la que desfigura la existencia material y social de las comunidades y los barrios, y destruye progresivamente todas las formas de civismo.

En este contexto es recurrente escuchar la frase “en qué momento nos perdimos”. Hace días comentaba con un amigo que en Torreón, en una de las colonias residenciales más antiguas dela ciudad, Torreón Jardín, los hijos de las familias de esa área se habían ido a vivir a la colonia El Campestre y los nietos ahora habitan en los nuevos desarrollos residenciales alrededor del Territorio Santos Modelo. En consecuencia, en Torreón Jardín habitan muchas parejas de adultos mayores que no tienen las atenciones que demanda su situación de vida. En muchos casos las parejas viven solas, carentes de atención y del cariño de sus familiares. En consecuencia, no sólo estamos viviendo una crisis escolar, que también impacta en la crisis cívica y en la desintegración familiar que padecemos.

Vivimos en una sociedad hipercapitalista y globalizada, la que iba a resolver los problemas de la Humanidad, según lo vitorearon cuando se cayó el Muro de Berlín y se terminó la Guerra Fría por la derrota del socialismo, y la espantosa realidad es: se acabó el empleo estable y de por vida. Lo que se ha venido gestando es una nueva forma de esclavitud para los trabajadores y los empleados, sin sistemas sociales, y apenas llevamos 30 años de hiperglobalizción económica y financiera ¿Qué más nos espera?

Lo que se está imponiendo son los contratos temporales con menos derechos para los trabajadores. Para revertir esta situación, una de las tareas de la escuela es repensar su diseño social, fundamentalmente en la enseñanza Primaria y en la Media para que en la Universidad, el estudiante se pueda convertir en un excelente profesional, pero sobretodo, en un ciudadano.

 

Salvador Hernández Vélez

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