El PRI frente a Peña

El proceso de alternancia en nuestro país se inició de hecho en el año de 1997 cuando el Revolucionario Institucional perdió la mayoría en la Cámara de Diputados. El grupo parlamentario del PRI frente a estas circunstancias, estuvo obligado a concertar con  los demás partidos para impulsar la agenda legislativa en el segundo período de gestión del Presidente Zedillo.

Bajo esta nueva situación se planteó por diferentes voces la necesidad de la reforma partidaria del tricolor, internamente el CEN convocó a una reflexión, pero en ella se dejaron muchos temas pendientes, la preocupación de las fuerzas priistas se enfocó al control del partido para asegurar la futura candidatura a la Presidencia de la República. Las reformas se pospusieron, pero como el tricolor seguía siendo competitivo en los estados la necesidad de transformarse se pospuso y aún no se define cuándo.

Tres años después vino la alternancia en la presidencia de la República, el PAN llegó a los Pinos. En esta coyuntura muchos editorialistas hablaron del desahucio del PRI, no le daban posibilidades de continuar siendo partido ni ganar elecciones, se decía que tampoco conservaría los estados donde gobernaba, era imposible pensar en que regresaría al gobierno de Jalisco, al de Yucatán y mucho menos de que hubiera la posibilidad de regresar a los Pinos.

Ahora el PRI vuelve a ser gobierno federal, tendrá en Enrique Peña Nieto al primer priista, pero no llegará con la fuerza de los Presidentes del régimen de partido hegemónico. A las fuerzas de Andrés Manuel no les dio para hacerlo ganar, pero si para mantenerse en oposición y en franca confrontación al regreso del PRI a los Pinos, con un objetivo muy claro: deslegitimar el gobierno de Peña.

Todo esto obliga al presidente electo de México a tomar las riendas desde el primer día. Necesita dar golpes de timón para dar respuesta no sólo a sus impugnadores y a un amplio sector preocupado por una posible regresión democrática y, no menos importante, al priismo que está expectante de cómo será la relación con los gobernadores, con los legisladores de su partido y con los cuadros tricolores que están muy cuestionados por los ciudadanos en sus estados debido a sus prácticas autoritarias y feudalistas.

Los golpes de timón que seguramente dará Peña estarán relacionados con el paquete de reformas que ha venido declarando sobre el combate a la corrupción, el avance de la transparencia y la rendición de cuentas. En este sentido en plena campaña se deslindó del exgobernador Tomás Yarrington entre otros.

Y también el PRI está a la espera de cómo se va a concretar la posición que ya fijó Enrique Peña sobre el Partido Revolucionario Institucional: “Mi participación personal con mi partido político será, primero, en mi carácter de presidente de la República; tendré un gran respeto por la institución presidencial y gobernaré para todos los mexicanos. Pero ello de ninguna manera me priva, ni conculca mi derecho político a mantener mi militancia y mi actividad política dentro de mi partido, el que espero permita también impulsar reformas al interior de mi partido, como varios sectores del propio partido han venido señalando y postulando. Creo que el partido tiene que renovarse, actualizarse, reformarse para la vida política institucional de los tiempos modernos y de los tiempos democráticos.”

 En esa misma línea está la declaración de Jesús Murillo Karam,coordinador jurídico de Peña Nieto y mencionado en las columnas políticas para la Secretaría de Gobernación, quién ha dicho que el Partido Revolucionario Institucional: “…tiene que dar un estirón mayor en su evolución para ponerse como ejemplo nacional de lo que significa el respeto fundamental a los derechos ciudadanos, el respeto a los derechos humanos, el respeto a las leyes, la recreación del Estado de Derecho. Para ello es fundamental que metamos mano primero en nuestros estatutos, en nuestros documentos básicos y también me gustaría mucho ir pensando en una ley de partidos políticos que haga de ellos lo que la Constitución dice que deben ser, los intermedios entre la sociedad y el Estado, es decir, que sean el mejor vehículo para que los ciudadanos puedan llegar al poder.” El PRI tiene pues la palabra frente a Peña Nieto.

 

Salvador Hernández Vélez

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