¿Solo o acompañado?

En un desayuno, una amiga le dijo a su vecina de mesa que ya había comprado el pastel para festejar el cumpleaños de otra compañera. En seguida cuestionó: “¿Cuánto costó?, ¿cuánto vamos a cooperar?”. La respuesta fue inmediata: “Ya es más caro, se incrementó un 10 por ciento”. Cuando preguntó por qué subió el precio del pastel, le dijeron que por el aumento del precio del huevo. De ese comentario, el tema en la mesa cambió: ¿Por qué subió el huevo? Coincidieron en que es debido al aumento del precio de los granos que comen las gallinas. Es claro que el problema de la sequía en el mundo impactará en el precio de los alimentos.

Entre mayo y junio de este año, los precios de los cultivos básicos se comportaban en el mercado mundial de forma descendente, producto de la expectativa por la desaceleración del crecimiento productivo y del consumo en Europa, lo que sin duda impactaría en todo el mundo. Pero el escenario cambió ¡tan sólo en un mes! En los primeros días de julio de 2012, se conoció de las consecuencias de la sequía en grandes extensiones de la zona agrícola de Estados Unidos, principal granero del mundo. Esta situación de inmediato propició una grave escalada en las cotizaciones de los cultivos básicos. A finales de julio, los precios ya superaban los máximos registros históricos alcanzados entre 2008 y 2011. Por eso subió el huevo y subirán todos los productos de la canasta básica.

Como consecuencia de ello, el alza de precios presentada en el mes de agosto, superó el 40 por ciento para el caso del maíz y del trigo; productos que se importan al mercado mexicano. Nuestro País es el segundo importador mundial de alimentos.
Sólo nos supera Japón, en términos per cápita. México pasó de ser un país exportador a uno importador. En 2011 importamos 10 millones de toneladas de maíz. En 1965 fue la primera vez que México importó alimentos. En el 2012 la expectativa de importación de maíz, es de 14 millones de toneladas. Sin duda estas políticas importadoras de granos, representan una seria amenaza a la estabilidad social del País, pues la sequía nos llevará seguramente a la carestía alimentaria. Es importante dimensionar la problemática y considerar el tema alimentario como un asunto de “seguridad nacional”.

Las bajas cosechas son consecuencias de la sequía y, por qué no aceptarlo, del cambio climático, pues mientras en unas partes del mundo no llovió, paradójicamente en otras, las cosechas se inundaron. Algunos organismos internacionales han lanzado en los pasados días, numerosas voces de alerta. Señalan los peligrosos efectos que esta dinámica de los precios de los alimentos implicará, al agravar aún más la pobreza mundial, exhortando a los países importadores a adoptar las medidas pertinentes para amortiguar sus impactos negativos. La crisis alimentaria mundial, se suma a la crisis económica y financiera de Estados Unidos, de la cual los mexicanos aún no nos recuperamos, además se complica por la situación de inseguridad, producto de la guerra contra el crimen organizado declarada por Calderón.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su siglas en inglés) define así la seguridad alimentaria: “Un hogar tiene seguridad alimentaria cuando tiene acceso a la alimentación requerida para una vida saludable para todos sus miembros (adecuada en términos de calidad, cantidad y aceptable culturalmente) y cuando no está en riesgo de perder dicho acceso”. Si no hay suficientes granos en el mundo por la sequía, lo más lógico es que caeremos en inseguridad alimentaria, ya que ésta es el resultado de una disponibilidad o acceso limitados de los hogares (o de los individuos) a los alimentos.

Los analistas plantean que la crisis alimentaria se mantendrá durante los próximos 10 ó 15 años, por lo que se torna más urgente atender esta problemática. Como País, importamos un tercio de los alimentos que consumimos y según la FAO, de continuar México con esta política alimentaria, dentro de 20 años estaremos importando el 80 por ciento de los alimentos. Lo anterior pasa de ser un problema rural para convertirse en uno nacional, ya que la escasez y el encarecimiento de los alimentos nos lleva directo a una situación de conflicto. Entonces, ¿seguirá el huevo subiendo? ¿Solo o acompañado de la canasta básica?

Salvador Hernández Vélez

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