El movimiento popular

Recientemente el Gobierno del Estado de Coahuila editó mi obra más reciente El movimiento urbano popular en la laguna 1970-1980. Me animé a dejar por escrito mi opinión sobre la lucha de las colonias en la Laguna en los años 70. Tengo el convencimiento que la experiencia de ese Movimiento Urbano Popular no es solo de los que participamos en él. Por ello acepté ante la insistencia de varios compañeros de la necesidad de dejar constancia escrita de nuestra versión. Espero que muchos más compañeros reflexionen la experiencia que les tocó participar. Y que con esos esfuerzos se enriquezca la lucha ideológica del movimiento popular.

El libro está basado en notas que tomé en cada reunión en las cuales participé y conservé durante más de tres décadas; en documentos elaborados al calor del movimiento, en los volantes de las diferentes luchas, en los recortes de periódicos, en las fotografías, y en un expediente de mi participación en las luchas populares. Dicho documento me lo regaló una persona que trabajó en la policía judicial de Torreón, (era quien debía dar parte de mis actividades diarias) y después fue vigilante en la Coordinación de la UAdeC. Unidad Torreón, cuando fui coordinador.

¿Por qué escribirlo después de tanto tiempo? Para dejar mi versión y en cierta medida fijar una postura frente a “las leyendas urbanas” en torno a este movimiento social y a los comentarios en los diferentes medios. En especial porque es una experiencia de movilización social que contribuyó a generar nuevas formas de lucha, nuevos métodos de organización, una forma y un estilo de hacer política que cimbró y cambió el poder político regional, entre la clase política dominante en La Laguna.

Por ello, bienvenida la discusión. Es a través del debate constructivo y el diálogo que podemos contribuir de la mejor manera a esta nueva etapa de nuestro país, en la que la realidad globalizada nos invita a encontrar nuevas formas de poder ciudadano e impulsar procesos de construcción de ciudadanía, para hacer frente a los embates neoliberales. Y como bien contestó Ikram Antaki a la pregunta “¿cómo discutir?, una discusión racional debería poder acogerse y devolverse sin pasiones, dentro de los límites de la convivencia”, para que no vivamos en un mundo donde los dichos remplacen a los hechos.

La experiencia del movimiento popular de La Laguna debe ser sistematizada colectivamente y socializada lo más posible. Sólo en esa medida en algo contribuiremos a los nuevos movimientos sociales que se están empoderando. Porque como dice Stéphane Hessel: “…de la indignación tiene que salir hoy la resistencia contra la dictadura de los mercados… A los jóvenes les digo: miren a su alrededor, encontrarán los hechos que justifiquen su indignación –el trato a los migrantes, a los sin papeles, a los gitanos-. Encontrarán situaciones concretas que los llevarán a emprender una acción ciudadana fuerte”, reconoce “que para un joven de su época indignarse y resistirse fue más claro, aunque no más fácil, porque la invasión del país por tropas fascistas es más evidente que la dictadura del entramado financiero internacional”.

Miguel Ángel Saucedo Lozoya en relación al libro en cuestión dice: “…recupera la historia de aquellas movilizaciones de estudiantes, colonos, obreros y campesinos que hicieron de la calle el espacio para la protesta social provocada por los ajustes que se hacían al modelo de acumulación de capital en México… Es así que los posesionarios de la Colonia Tierra y Libertad, iniciaron el proceso que les permitiera educarse en el ejercicio del poder, pues como dice Martha Harnecker en Inventando para no errar: “La participación no es sólo proponer ideas, soluciones; no es sólo discutir; es fundamentalmente tomar decisiones y controlar su ejecución”. De eso y mucho más trata el libro El Movimiento Urbano Popular en La Laguna, 1970-1980.

Hace unos días presentamos dicho libro (se puede descargar en www.salvadorhv.com). La presentación fue convocada por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado. Se disertó la obra en el Auditorio de la Facultad de Contaduría y Administración de la UAdeC en Torreón, Coahuila. Los comentarios estuvieron a cargo del sacerdote Jesús de la Torre, Hugo Andrés Araujo y Javier Villarreal Lozano.

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