Las crisis y la educación

En los dos artículos anteriores escribí sobre el tema de las crisis económicas. En particular sobre la percepción que tienen muchas personas, en especial los de menos de 45 años. Los que nacieron a principios de los años 70 del siglo pasado. De ellos he escuchado la opinión de que solo les ha tocado brincar de una crisis económica a otra. Esto sin duda genera un malestar entre la población.

Con relación a cómo se sienten los mexicanos, hace unos días apareció la encuesta de enero del 2015 de GEA-ISA –empresa líder en el mercado mexicano de encuestas y estudios de opinión–. Lo que esta encuesta refleja es de suma preocupación para todos nosotros. La gente ya no cree en nadie, no solo la clase política y las policías están cuestionadas. También la iniciativa privada y las iglesias, así como las universidades y las televisoras.

En la investigación de GEA-ISA los entrevistados, ante la pregunta puntal ¿Qué tanto siente usted?, ubican la esperanza en un 37 por ciento en septiembre del 2014 y dos meses después en noviembre, la sitúan en el 20 por ciento. Sin embrago, el nivel de enojo en el mismo periodo crece de 26 a 34 por ciento. El miedo sube de 12 a 25 por ciento, y el orgullo baja de 23 a 17 por ciento. La esperanza cae 17 puntos y el orgullo seis. El miedo crece en 13 puntos y el enojo, ocho. Sin duda los datos de esta encuesta, ofrecen elementos de cómo anda el estado de ánimo de la ciudadanía. Ello solo cuantifica de acuerdo con esa metodología de qué tamaño es el descontento y malestar con respecto al gobierno, al presidente y las instituciones tanto públicas como privadas.

Si a esta situación de malestar le agregamos la crisis económica producto de la baja en los precios del petróleo, la situación empeora. Rodolfo Esparza en relación a las opiniones sobre mi artículo anterior en el que expuse también los comentarios de jóvenes de diversas partes del mundo sobre la situación económica por la que atraviesan sus respectivos países, comentó: “Qué bueno que cuentes con esas opiniones, lo cual comprueba, en parte, que pese lo que se diga México perdió el rumbo, porque sólo se piensa en el bienestar de las élites”.

Por su parte, Cecilia Ávila reflexiona las opiniones de los jóvenes extranjeros: “De veras cómo son diferentes los comentarios de los mexicanos con los del resto del mundo, donde la economía aunque va mejor pero creo que las personas están más estresadas que nosotros. Ayer oí en las noticias que ocho de cada 10 mexicanos son felices y más los jóvenes. La verdad me asombré y, no me la creí mucho, ¿estarán diciendo la verdad los encuestados?”. Este cuestionamiento en cierta medida refleja que hasta la credibilidad de las encuestas va a la baja.

Flor Rentería Medina interpreta que: “las opiniones de los jóvenes sobre la economía en su tierra de origen aunque giran en torno a un mayor dinamismo, lo que veo en común es que en el centro de ambas opiniones está la educación”. Y Javier Castañeda Lazalde, abunda sobre la necesidad de la educación: “Quizá la lucha continua en fomentar una educación fundamentada en el esfuerzo, en la forja de las virtudes, con el cimiento de la disciplina, pueda cambiar un poco la situación, un micro cambio, que de alguna manera influya en una mejora social, cambiemos a nuestros niños y jóvenes y veremos mejoras en el futuro”.

Marisela Arroyo me envió este comentario: “En la última graduación de la Facultad de Economía y Mercadotecnia de la UAdeC un graduado en su discurso de agradecimiento, después de varios ejemplos y definiciones de economía, dio gracias a las mamás porque afirmó, en ellas empieza la economía. Me dejó pensando en personas como tú mamá y es parecido al padre de la señora Cecilia Ávila. Administrarse desde casa es bueno y como la inseguridad y todos los problemas que enfrenta nuestro país, todo, inicia en casa. El trabajo que tenemos los jóvenes papás de hoy es inculcar valores y ahorro para rescatar a la sociedad que necesita la ciudad, el estado, el país y el mundo”. Aunque el desencanto campea en el país, según la encuesta, por otra parte, con base en las opiniones comentadas hay mexicanos que ven una luz al final del túnel a través de la educación y el fomento de los valores. ¿Tal vez no creen en que la competitividad y la productividad, de la que tanto nos hablan, solo se logrará ajustando el cinturón de los que menos tienen?

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